José Eder Alzate: Dale, pues.
“Ya sabemos el problema.
¿Cuál es la solución?”
Hace treinta y tres años, José Eder Alzate Zuluaga vendía mercancía por toda la costa. Su plus eran las pantalonetas. Provenía de las comunas de Medellín en plena guerra de Pablo Escobar con el estado colombiano, donde los jóvenes tenían pocas esperanzas. No nacían para semilla. Más que escuela, los padres de José Eder le enseñaron a trabajar desde niños.
En esas comunas de la muerte sabían cuando salían, pero no cuando regresaban. José Eder no regresó porque una vez llegó a Sincelejo se enamoró de la Sábana y aquí se quedó y se convirtió en un paisabanero, una nueva clase social, que combina la creatividad y desprendimiento del sabanero, el amor por su música con la pujanza paisa. Le ha tocado hacer de todo.
Alzate se ubicó con su Ventorrillo en la calle de Los Turcos y pronto adquirió el edificio del Almacén Rosa Blanca, donde puso su Almacén El Manicomio, que ha ido combinando una diversidad de cosas, ofertas y productos para la gente del pueblo. Siguió con el plus de las pantalonetas, pero pronto fue agregando otras ofertas.
Por su manera desabrochada de atender a sus clientes y su poder negociador más allá de la palabra y el meterse en varias locuras, la gente cree que El Manicomio fue obra suya. No. El almacén ya se llamaba así cuando lo adquirió.
En esta actividad, Zuluaga ha tenido hoteles, restaurantes, supermercados, discotecas, ha organizado eventos, cadena de almacenes, ha sido impulsor de las corralejas y desde hace cinco años quiere ser alcalde de la ciudad.
Con cinco hijos, tres sabaneros y dos paisas, entre ellos Salomón de seis años y María Paula, de 90 días, nietos del maestro Calixto Ochoa, Alzate estudió Administración de Empresas por hobby, pero no fue por el título.
Hace cuatro años este paisa, de ancestros santuarianos (Su madre, de t8 años es de Santuario), fue un animador de las elecciones a la Alcaldía de Sincelejo hace cuatro años, donde se inscribió con 81 mil 600 firmas, pero no pudo llegar a la final. No negoció su retiro, las firmas no fueron avaladas.
Considera que la economía de Sincelejo se ha afectado demasiado, que ha bajado la demanda por múltiples factores. En su apogeo, hace unos quince años, su actividad comercial llegó a generar unos cuatro mil empleos. Ahora ofrece 40 y ha dividido su espacio con otros comerciantes en forma colaborativa.
Su retorno al tarjetón para la Alcaldía 2012-2013, ha despertado una intensa reacción. Atiende a sus seguidores en cualquier parte, en la calle, en los andenes, en su comando al frente de la gasolinera del Ley o en su Almacén, donde ahora ha diversificado su oferta con una fábrica de estampados y camisetas, incluso ofrece insumos publicitario a sus competidores. Es recursivo con la publicidad. Hace cuatro años irrumpió con un carro-valla. Ahora se inventó una chiva que recorre Sincelejo con el slogan » La renovación es ahora»
Allí, en El Manicomio, atestado de telas, camisetas, pantalonetas a bajo costo, lo hallamos, con la cara mojada de sudor. Atiende a cuatro manos tanto asuntos de las telas como de los votos. Suda a chorros, viste sencillo y siempre resuelve problemas con su característica frase de «Dele pues». En ese instante le estaba arreglando la vida a un parapléjico, Le donó un par e muletas. Al otro una silla de rueda.
Ha ayudado a tanta gente en su vida comercial que hasta de otras ciudades llegan personas a las que les hizo un favor que han venido a apoyarlo, sin pedirle un peso.
Alzate parece desordenado, pero no lo es. En su mente, encajada en una cabeza grande, con entradas de intelectual, sin esconder el acento paisa, dirige la orquesta sin apuntar nada. Todo lo hace de memoria, resuelve en el instante y habla rápido.
Sobre su intención de dirigir a Sincelejo dice que la ciudad necesita una marca que la venda nacional e internacionalmente, que la haga atractiva. Pudo ser las corralejas, pero advierte que hay muchas otras meneras.
Advierte que los problemas de Sincelejo ya están diagnosticados y que ahora lo que viene es buscarle la solución.
o Sus seguidores piensan que si los propios nativos de la ciudad la han dejado caer ya es bueno darles el chance a otros pensamientos, quizás mas avezados, sin temor a lo grande.
Mientras atiende a un proveedor de su Almacén, José Eder habla del desorden en las administraciones. La calle de Los Turcos, en los años que lleva pagando catastro, la han roto por lo menos cuatro veces. ¿Cuál es el negocio?
Este paisa con tres hijos sabaneros, es uno de los seis aspirantes a la Alcaldía de Sincelejo.
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