¿Por qué a Sucre no se lo traga el comején?

encuentroSucre tiene vocación para la historia.
– Homenaje al medico Alberto Mendoza Candelo.
Por Alfonso Hamburger
Antes de morir- o quizás a lo largo de su vida- el médico Alberto Mendoza Candelo se cuidó de ir preparando a quienes iban a seguir su legado de historiador y de la historia misma, una de las cosas dignas de orgullo en la tierra que escogió para sembrar su sabiduría: Galeras.
No en balde, cuando ya los años empezaban a pesarle, se paseaba por los medios de comunicación de Sincelejo con un niño que lo acompañaba a sus diligencias, su nieto Juan Salvador Peña Mendoza, hijo de Rita.
Y por afortunada coincidencia, ese mismo niño, el joven de casi un metro con noventa centímetros, Juan Salvador Peña Mendoza, hoy ingeniero agroindustrial, es quien nos recibe eufóricamente, en el primer encuentro de historiadores e investigadores de Sucre, realizado el 23 de febrero, en el patio de su casa, donde construyó su hogar. Es la casa Simahanera, un centro de tertulias, con un pretil alto, una sala llena de objetos históricos, como una máquina de escribir de color verde (muy seguramente donde el nieto le transcribió gran parte de su obra, porque él todo lo escribió a mano con un kilométrico rojo)y más adelante el kiosco de palma, redondo, el pasillo donde está la mesa para servir la comida, las matas, el patio y a su alrededor una serie de habitaciones y los baños. En la escena dos mecedoras de mimbre y una mesita pequeña con un tapete blanco y sobre la mesa un micrófono inalámbrico. Una mujer de rasgos árabes, con ojos profundamente negros que miran por unos anteojos de intelectual, unos labios pintados de morado, metida en una especie de bata a rayas, con zapatos bajitos, en una escenografía típica, lista para tertuliar, nos espera. Es Rita, madre del niño e hija de Alberto, mujer que se resiste a que el legado del historiador se lo lleve el olvido y lo carcoma el comején.
En las sillas blancas dispuestas bajo la palma del kiosco ya están el 90 por ciento de los invitados que han llegado de diferentes municipios de Sucre y del Caribe, incluso de Cartagena. Apenas preparan el sonido. De las tirantas del kiosco penden unos escobajos sin el respectivo palo que parecen racimos de arroz y en la pared- al frente- entre dos pilones bien adornados, varios pensamientos cuidadosamente escritos del historiador Alberto Mendoza Candelo.
Siguiendo el pasillo, sobre la pared, cuelga un pendón bellamente editado, que exalta al doctor Alberto Mendoza Candelo, con su rótulo de historiador con toda la barba y una fotografía trabajada, en todo su esplendor, de pronto 40 años, donde se resaltan sus gafas y sus rasgos de inteligencia. Es la visión de Galeras con mirada de mujer. Debajo de los pensamientos, cuidadosamente dispuestos, aparecen varios de los libros que editó el maestro y que hoy son una riqueza invaluable. Mendoza no sembró en tierra mala, su obra está resguardada y es hoy por hoy todo un ejemplo de Galeras para Sucre. Si en cada uno de los municipios hubiese existido un Alberto Mendoza, las cosas fueran distintas.

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Este primer encuentro del conocimiento y del reconocimiento, indudablemente, que fue un homenaje a su memoria.
El evento, convocado por Rita Mendoza, tiene gran aceptación y puede ser el inicio de nuevas cosas para Sucre. Por fin quienes de una u otra manera tienen la vocación de ese médico que llegó del interior y se enamoró de Galeras, tienen la posibilidad y el aliento para que puedan desempolvar sus anaqueles y dejen la timidez.
No hubo más orden que los latidos del corazón amoroso de Rita, que sin papel en mano, a veces guiándose por los escritos de su padre en la pared, fue pasando el micrófono, después de una breve oración.
Y el turno empezó por donde era. Con once libros publicados y vendidos, algunos de cuyos títulos ya no existen, habló la abogada Cecilia Gil Barbo, una gestora cultural que colgó sus códigos para adentrarse en la investigación. Cuando quiso saber sobre Caja Adentro o Caja Afuera, nombres de San Juan de Betulia, no dudó en visitar a Alberto Mendoza Candelo. Allí comenzó todo. Gil tuvo la suerte de alejarse de la política – fue alcalde en el peor período de alcaldes de Sucre-, y enrumbar su talento y talante por la historia.
Como Cecilia, hoy economistas, abogados, profesores, periodistas, odontólogos y otros de diferentes profesiones sustraen de sus anaqueles todos los datos que han ido compilando. La internet es una gran aliada, pero este tipo de encuentros son vitales para seguir prendiendo la llama.

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Este puñado de investigadores e historiadores a su manera, han luchado contra los políticos y los funcionarios de turno, para salvar del comején-los que han tenido fortuna- para que la historia de los municipios no esté perdida del todo.
Se resalta de Alberto Mendoza Candelo el ser un historiador creíble, porque sus alumnos comprueban que sus fuentes son ciertas y comprobables.
Una de las asistentes, de Cartagena, Sandra Lorena Hidalgo, socio antropóloga, docente, interiorana, resalta la vocación innata del hombre caribe para la historia y la investigación, sin que le paguen, cosa que no pasa en el interior, donde los investigadores lo hacen solo si hay financiación.
Ah, el hombre Caribe, tiene otra cosa: es un buen contador de la historia.

Alfonso Hamburger

Celebro la Gaita por que es el principio de la música.

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