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MARIPOSO MURIO DE RABIA…

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Mariposo pastaba como rey de Los Montes de María hora antes de morir de rabia. Tenía apenas 30 meses y ya era reconocido en el Caribe, como un padrote de mucha talla. Alto, elegante, con un morro pequeño y una gallardía propia de quien tienen predestinado para ser padre y mejorar la raza.
Quienes estábamos en la segunda parranda el año en La Villa de Hamburgo, antigua hacienda Palo Negro, nos levantamos pare verlo antes de que lo subieran en el viejo camioncito Ford 500, con placas del Carmen de Bolívar. Sus resoplidos no parecían caber en el camión, que ya esperaba en la manga, para atraparlo. Todos dudamos en si ese vehículo podría con la fuerza de ese torete, que resoplaba en el primer embudo, resistiéndose a lo que le venía para encima. Los toros saben cómo gente. Especialmente cuando los van a cambiar de su medio ambiente. Y Mariposo jamás había salido de la Villa de Hamburgo, donde nació, de una vaca lechera por excelencia, la Mariposa, de unos siete años. Pero un amigo cordobés ofreció una cifra bien alta para llevárselo. Y Henry, por la amistad, cedió. Y ahora estábamos presenciando a un animal salido de madre. Resoplaba. Embestía a sus propias sombras. Rastrillaba sus cascos cobre la tierra, le daba cabezazos a la vareta. Y cuando trataban de enlazarlo, por poco tumba del corral al joven que subió a la última vareta para amarrarlo. Le pegó tan fuerte al maderamen, que todo tembló y el muchacho por poco se cae.
Pero no hay nada más malo que el hombre. Hasta la fiera más grande es domada por la inteligencia. Al final, entre todos, lograron encausarlo por la manga, hasta que subió al camión, donde fue amarrado corto para que no se diera la vuelta, porque el juego podría voltear al Ford. Ya atado, Mariposo se arrodilló y como si buscara comodidad para el viaje, se acostó. Estaba muy tranquilo entonces, aunque jadeante por las embestidas previas.
El camión dio marcha y todos vimos como Mariposo viajaba a Córdoba. La parranda se reanudó. Carolina Ramírez despercudió su acordeón, con el canto de Marialis y Álvaro. Pero media hora después, llegó la mala noticia. El toro se paró de su puesto llegando al Carmen de Bolívar y empezó a bramar. El chofer detuvo el camión en Gambote, mientras esperaba a los nuevos dueños, que le seguían. Después de unos mugidos de dolor, Mariposo se volvió a tender en el camión, pero esta vez para siempre. Había infartado.
No hubo marcha adelante. El camión regresó a Villa de Hamburgo, pero lo que iba detrás ya no era esa altivez del mejor prospecto de raza de la sabana, sino un cuerpo inerte, al que había que aprovechar como carne y no como un semental de fama en toda la comarca.
¡Precipitad? Quizás, queda de enseñanza, que al ganado también hay que prepararlo para el viaje. Hay que ponerlo en cuarentena, que no vaya tan lleno y relajado, pero Mariposo no aguantó la rebeldía de cambiar de comedero. Es, pues la primera ofrenda del año a los Dioses, que deben saciarse con su sangre y con su carne, para recibir un buen año.

Alfonso Hamburger

Celebro la Gaita por que es el principio de la música.

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