ETERNO ADIÓS AL PAPI SANTIAGO.
Por Alfonso Hamburger
La última vez que nos vimos-lo que hacíamos con mucha frecuencia- El doctor Santiago Fuentes Cuello me confesó que estaba herido de muerte. Sobre su pupitre desordenado- donde había libros, recortes de periódicos, recetas de su puño y letra, pedazos de poesía y una grabadora donde ponía sus porros- estaba el sobre donde le acababan de ratificar que el cáncer que le subió por la uña del dedo meñique derecho, cruzó por su brazo, pasó su hombro y se le instaló en el abdomen, había hecho metástasis en el hígado y los pulmones.
Rabiosamente enemigo de la muerte, del cáncer y de la diabetes- había curado desahuciados que venían de lejos tras su fama- y optimista como era, creyó que así como había salvado la vida de tantas personas, combatir aquella masita de unas milésimas de grosor, era como echarle maíz a pavo. Pero no. El Papi Santiago, su par carnal que había creado para cubrir sus giras pensadas por el mundo, le temía a la muerte y aun con el brazo imaginario que le había quedado como saldo de la segunda operación, era un mar de optimismo. Lo vi delgado. Lloró. Me confesó sus proyectos ahora que Paola- así se llama una de sus últimos retoños- terminara su carrera de abogacía, iba a tirar el estetoscopio, para irse con la música por el mundo. Soñaba viajar por los mundos de La Marea con Felipe Paternina, quien también espera pensionarse para cumplir el mismo cometido. Sus canciones y arreglos extraños, con sonidos modernos de la guitarra, hechos con su voz, parecían de tierras lejanas, por eso la gente creía que Papi Santiago era de Borinquén y no de Sincelejo.
Cuando yo llegaba a buscarlo- desde siempre fue mi medico particular sin cobrarme un centavo- suspendía las otras consultas y nos encerrábamos literalmente por horas a escuchar sus hermosas canciones, grabadas a su gusto, con los mejores músicos de Sucre. Desde La Marea, que le sigue dando vueltas al mundo, hasta una hermosa poesía de Marcos Arrieta, dedicada a una hija. Mientras me revisaba, hablaba con entusiasmo de sus proyectos, de su libro de poesía inédito y de una carta desesperada donde le daba las coordenadas al presidente Juan Manuel Santos para Salvar a Colombia. El campo era la salida y Santos ya estaba aplicando sus tesis, sin darle el crédito. Hablaba con una voz ronca y entusiasta, de Gustavo, a quien habían apaleado en las últimas elecciones, de Paola y sus deseos de presentar TV en la CNN, de Francisco Castellar, de Felipe y Bruno Paternina. Quería tragarse el mundo. Le faltaba un solo año para salir del consultorio y asumir su rol de músico. Su orquesta Colombia Caribe, que fundó con sus hijos, se la jugaba a la mejor del país. Es la única agrupación sincelejana que realmente ha mantenido la sonoridad sabanera intacta. Cuando se codeaban con las mejores agrupaciones del país en las fiestas de los clubes, los visitantes se quedaban asombrados con la calidad del sonido y la belleza de esos porros, como el que hizo bajo la lluvia, pare celebra uno de sus amores. El sonido mantenía la esencia de la música de salón. Y también tenia viajes de modernidad. Incluso, le jalaba a algunos vallenatos.
Santiago, como presintiendo que la vida no le alcanzaría para desfogar sus proyectos en la música y en la política, en la familia, mientras escuchaba su música en el consultorio, se sentía desamparado por la radio comercial y pensaba que debía corregirse la legislación para que todas las emisoras fueran como Unisucre, para salvarnos de las agresiones permanente a nuestra cultura.
Médico de la Universidad del Cauca y músico desde el vientre, nacido en pleno corazón de Sincelejo en 1947, Santiago Fuentes desbordaba humanismo y comprensión con el prójimo. La mayoría de las veces no cobraba sus consultas y hasta sacaba plata del bolsillo para las medicinas de sus pacientes pobres. Nuestro último encierro fue de una hora y media. Uno de sus hijos, que ya lo pichinchaban, esperó la entrevista, en la que lloró varias veces y la que cobardemente borré, pues prefiero escuchar aquella que hicimos sin el acoso del cáncer y de la muerte. Y no contento con atender a sus paciente, salía con ellos a la calle, y hasta que no se perdían en la esquina, no volvía a su consultorio. Todavía lo recuerdo de pie, en el sardinel, ya sin su brazo derecho, con aquella sonrisa, esperando que yo me perdiera en la esquina, para regresar a la sala donde tenia el testigo de tantos esfuerzos, como una especialización en gerencia en salud.
Como Ernesto Mc Causland, el doctor se nos descuidó. Mientras trataba de saludarme con su brazo imaginario, me contó que harían unos 20 años, a la hora de tomar un boligrafo para firmar una receta, al introducir su mano en el recipiente de los lapiceros se pinchó el dedo meñique de la mano derecha con un compás. No le prestó atención a la uña que se le iba poniendo negra. Había una infección. Le cortaron la uña, después medio dedo. Hace menos de un año fue a Medellín a tratarse del cáncer que subía por su brazo y amenazaba su integridad. El mismo sugirió que le cortaran el brazo para salvar su vida, pero ya era tarde. El sobre en el pupitre era una herida de muerte.
El Papi Santiago Santiago no quería morirse todavía y nosotros ahora tratamos de aparentar que no se ha ido, porque su legado es grande y muy seguramente seguirá creciendo con los años, cuando Sincelejo se de cuenta de que se fue un poeta atrapado por la medicina y el deber sagrado de salvar vidas, aun desde la muerte.
La destreza de tu mano al escribir el mensaje recibido de tu cerebro me deja satisfecho al leer la crónica del Papi Santiago, grande Hamburguer.
Tenemos una cita para escuchar tu historia y tus andanzas desde el inicio de tu vida en las calles polvorientas de tu Natal Sanjacinto, hasta el ruidoso ambiente de las motos en nuestra querida Sincelejo.
Gracias por esas palabras q con lágrimas en los ojos no alcance a a verlas bien ….a nos tú un gran hombre excelente médico un ser humano ejemplar sólo lo que conocíamos todas sus facetas sabemos q es el mejor padre hermano hijo esposo y tío que Dios lo tenga en su Reino x q estoy segura q es haci te adoramos y se marchó y aún no lo creemos como dice usted mil gracias papi Santiago
Excelente ser humano testimonios de vida hay miles y gente agradecida por que la de uno llegaba sin plata a sus consulta y salía hasta cn la fórmula y pasajes dados por el no sabes lo que vas hacer falta hombrehicotea gracias por ese Sport ala cultura y ala salud Dios te tenga en su reino
lo que usted no informa es que todo en esta vida se paga, asi como asegura dio vida y curo a muchos, también le quito la vida a inocentes haciendo abortos, así que así es la vida como un restaurante, nadie se va sin pagar la cuenta.
Lina me parece que con lo que has dicho tal vez sientas alivio por decir y expresarte de tal manera esta en tu derecho. Pero el no salía a buscar y decir ven aborta tdos son tan culpables como el.juzgar a fácil demasiado y para criticar más ….tanto o persona que quería abortar y iba dond el como el … gracias a Dios tdos tenemos la oportunidad de arrepentirnos y el la tubo …Y como dices USTED LINA la vida es un restaurante Ojalá usted nunca pasa por alguna cosa q la vida o cobre q no parece x q se oye Demasiada CORRECTA …o algún familiar no sea como el
Sin palabras