El George en la fábrica de Chocolates

La mañana primaveral era fría y solitaria, estaba sentado en la plaza Rösemberg de Frankfurt,
Alemania, había salido a caminar como de costumbre, en realidad, un escape para hablar con
Dios; rodeado de construcciones antiguas sacadas de los cuentos de los hermanos Grimm.
En mi mente un carrusel de nostalgia y ansiedad, mi mamá por obra de Dios, eludió como muy
pocas personas el agresivo impacto de un monstruo llamado cáncer, y por otro lado sentía
ansiedad, las ganas de abrazar a mi mamá eran más importantes que todo, me tranquilizaba
un poco la intermitente compañía de mis hijos a mi mamá.
Estaba en Alemania de nuevo, está vez, como compañeros de viaje, unos participantes del
proyecto en Colombia, llegamos por invitación de uno de nuestros aliados comerciales.

Alfonso Hamburger

Celebro la Gaita por que es el principio de la música.

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