El Contador de Betulia…
– y yo qué hago aquí? se preguntaba Pablo Fernández Caro, acusado de algo que no hizo.
-Ya todos los procesados quedaron libre, incluido el alcalde Hoyos. Pablo Fernández Caro, libre e inocente
Por Alfonso Hamburger
Pablo Fernández Caro puso su cara por treinta (30) años en la ventanilla principal del Banco Cafetero en Sincelejo, con el cargo de cajero principal, manejando aproximadamente un mil millones de pesos ($1.000.000.000), diarios, donde se hizo conocer por su carisma y honestidad. en sus ratos libre escribía, hasta convertirse en un buen compositor sabanero. llegado de San Jacinto Bolivar el 23 de febrero 1973, Fernández Caro, una vez jubilado del banco, puso sus conocimientos de contador público, al servicio de la gente, con una oficina permanente en el sector diagonal a la sede antigua cámara de comercio, cerca del monumento de las vacas, siempre colaborando con sus diversos clientes. entre esos clientes, figura desde hace más de cinco (5) años, la fundación para el desarrollo social colombiano, (fundess), cuyo representante legal es John Dairo Buelvas. la labor del contador se limita a organizar los estados financieros, con base en sus ingresos y egresos para la declaración de renta y renovación de la matricula mercantil en la cámara de comercio, que por lo regular se hace antes del 31 de marzo. el contador es un asesor externo, que ayuda a los trámites. nada más, de allí en adelante, las transacciones que el cliente haga con su fundación o empresa, es de su absoluta competencia. el contador sólo certifica con su tarjeta que dichos datos provienen del ejercicio financiero de su cliente. nada más. tal fundación (fundess), además, tiene una vasta experiencia en Sucre, realizando más de 48 convenios con alcaldías y otras entidades publicas y privadas. el primero de abril, fundess realiza un convenio por 196 millones de pesos con la alcaldía de San Juan de Betulia, representada por su alcalde Juan Manuel Hoyos, para la adquisición y distribución de mil paquetes alimenticios con el fin de atender la emergencia por el covid-19. por la pandemia, el contador Pablo Fernández Caro, se confinó en su residencia del barrio la campiña, al lado de su esposa y dos hijos adolescentes. allí atendía a sus esporádicos usuarios, hasta que el quince de junio llegaron unos clientes muy especiales en una camioneta. Fernández bajó del segundo piso en chanclas para atenderlos. eran agentes del gaula de la fiscalía, quienes le llevaron una inesperada orden de captura, acusado de cuatro (4) delitos, entre ellos: falsedad de documento público, realización de contrato sin lleno de requisitos, peculado por apropiación e interés indebido en contratación estatal. la misma medida fue idéntica para el alcalde Juan Manuel Hoyos, el exalcalde de buenavista, hoy concejal de buenavista, Pedro León Moreno, como supuesto asesor económico del municipio de Betulia y otros funcionarios. la audiencia de imputación de cargos se realizó en el juzgado segundo promiscuo municipal de Corozal. los ocho capturados, con show publicitario espectacular, fueron recluidos en la cárcel de Morroa, que copó desde entonces su capacidad al ciento por ciento. desde allí, cada uno de los capturados ha tratado de demostrar su inocencia, unos con mayor suerte que otros. al alcalde le dieron casa por cárcel. se le acusa de sobre costos en el contrato y otras presuntas anomalias. lo del alcalde y sus funcionarios parece normal, pues todo apunta a asuntos de tipo político, que en la región son marcados, pero en el caso del contador pablo fernández caro, a quien ahora denominan “el contador de betulia”, éste se pregunta qué tipo de participación tiene en ese enredo, cuando ni siquiera conoce a San Juan de Betulia y desconocía el contrato de marras. la fundación a la que asesora desde hace años en el trámite de declaración de renta y renovación de matricula mercantil, tiene vasta experiencia y ha realizado 48 contratos, en los que no participa ni tiene nada qué ver, de modo que lo cogieron en lugar equivocado. mientras le resolvían su situación jurídica, porque el día de su captura no terminó la audiencia, Pablo Fernández Caro, estuvo recluido veintidós (22) días en la cárcel de Morroa, mientras la prensa lo mostraba como el cerebro de una organización que no conoce, sindicándolo como “el Contador de Betulia”. en esos 22 días, una nueva experiencia en su vida, asesorado por el abogado penalista doctor Jairo Restom, Pablo Fernández Caro aprendió más de la maldad humana, pero también aprovechó para hacer nuevos amigos (no conocía a nadie de las personas con las que compartió cárcel, salvo el ex alcalde de Buenavista, Pedro León Moreno, que lo conocio cuando trabajo en la gobernacion yFfernandez en el banco cafetero, quien logro salir primero, entre otras situaciones que ahora mira como positivas. este show que ya parece normal, no puede admitirse como normal. todo parece una cadena, un circo, en el que va la política, los procesos de corrupción marcadas de años atrás, las refriegas de grupos de poder local, las autoridades judiciales, el abogado que acecha, la prensa que divulga lo llamativo, el morbo, y al final de la cadena los inocentes, por lo que nadie está exento de caer en ese proceso donde alguien quiere que todo el mundo pueda ser señalado y reducido a la nada, entonces todo parece normal, aunque no lo sea. Pablo Fernández Caro, ahora lleva la vida de otra manera, unido a su familia como siempre, componiendo canciones, aprendiendo de la vida y espera que la justicia sea equilibrada, sino la de los hombres, la de Dios, que no falla.