Por Alfonso Hamburger
Dirán, estos comentaristas ingenuos, usando un lugar común, que tanto va el cántaro al arroyo que al final se rompe. Pero ojo, que ese solo gol, que significa tres puntos de caras a la clasificación al mundial de Suráfrica, no basta. Ese gol de chiripa, ingenuamente tirado por James y rebotado al centro por el arquero Boliviano, no puede borrar un pésimo partido. Esta selección se quedó sin alma, parece cansada, repetitiva, de baloneo insulso, sin creatividad, como si cada quien jugara su propio partido. James no se la prestó a Mac Nelly, mientras que Bacca- de espaldas al arco y sin pernas- no supo parar el balón. Uribe, que debió ser el socio ideal del Barranquillero, desentonó en el toque y cuando pudo anotar, le pegón con miedo. Yo anuncié su cambio. Paradójicamente, Luis Muriel, quien por la derecha nos hacia recordar los mejores tiempos de Iván René Valenciano, se lesionó en el mejor momento. ¿A qué juega Luis Guillermo Cuadrado? ¿Para él? O ¿Para esos comentaristas cachachos que parecen narrar un partido distinto al que el televidente ve? Puro amague y de aquello nada. En el Penalty se hizo el piscinazo, pues el brazo del boliviano fue leve. James pierde balones ingeniaren te y se queda parado, sin alma. A veces juega como una niña que está cuidando sus piernas. El movimiento de sus manos, después de anotar en un rebote del portero, denota que hizo el gol de jaiba, porque fue ingenuo en el cobro, mostrándole al portero su intención de pateo. El tal Luis Quiñonez- con tremendo parecido al gaitero Juan Chuchita- divagó en el terreno de juego y no aportó nada, tras la salida de Muriel. No borró el mal recuerdo de su parranda cuando estuvo en el Junior. El señor Mina estuvo sin garbo atrás y salvo su cabezazo en el travesaño, estuvo indeciso, mientras que Pablo Armero tiró dos o tres buenos centros, nada más. MacNely y James se dedicaron a jugar partidos apartes, celándose mutuamente, precipitados, insípidos, no fueron capaces de meter puñaladas a la defensa Boliviana, que defendió el cero como si fuesen paraguayos. ¿Qué tal y la defensa Colombiana si hubiesen tenido arriba a los uruguayos Suárez y Cavanni? Se cagan del susto. Cuando vino el gol, ya tenia el titular: somos iguales al colero. No había diferencia entonces.
Colombia debe ir pensando en un nuevo técnico, porque a Peckerman, ya no le funciona su verbo. En una eliminatoria tan cerrada, el gol diferencia será vital para definir la suerte. ¿Qué tal sin meten a Medina? Ese jueguito de Colombia, esa triangulación por derecha, ya se la conocen todos. No hay un nuevo ritmo, no hay recambio, se perdió la sorpresa.
Y para colmo, tenemos que soportarnos a unos pésimos comentaristas que no le ponen un producto agregado a sus comentarios llenos de Perogrullo como decir que Bacca no la embocó en aquel rebote “porque le pegó mal al balón”, por favor, muy sesudo el comentario.
Ya lo anunciaron. La Televisión en 20m años habrá muerto. Nadie se someterá a horarios rígidos. Cada quien vera su programa cuando le plazca y mientras eso sucede, las transmisiones previas a los partidos, son la repetidera de lo mismo, con mujeres bonitas que ponen a cantantes desafinados a gritar, mientras en Bogotá se lamen los dedos. Se ha perdido la creatividad hasta en eso.
Por lo pronto, espérenme en la casa, porque no hay nada que celebrar.
Salvo Carlos Sanchez, aunque tuvo pasajes erráticos, Cristian Zapata en los cierres y Pablo Armero, el resto, fatal.