Cuando éramos niños, en Bajo Grande, el anhelo más grande era tomarse una naranjada completa. Nos dividían una botella de tamaño personal en tres y cuatro niños. Mi hermano Henry juró alguna vez que cuando fuera grande se compraría una naranjada para el solo.
Carmen Delia Reyes, a sus quince años.
Y el deseo se le cumplió apenas a los diez años, un mes después, cuando lo enviaron a Las Palmas con dos mulos a buscar a nuestro hermano Wilson, que llegaba de Bogotá y a los 18 años era el soltero más apetecido de las muchachas.
Henry llegó a la tienda de la vieja Cenaida, la famosa temor en uno de los dos temas que Julio Fontalvo le dedicó a Carmen Delia Reyes Serpa, que era la joven más hermosa de toda la luz y de la poesía comarcana, con unos ojos grandes, muy expresivos, una nariz respingada y un lunar en el rostro, con una coquetería natural, que volvía locos a los hombres. Además de bachiller hacia un curso de enfermería. Y eso le sirvió de inspiración al poeta del corazón. Lo 1ue quedó plasmado en dos canciones, La mujer es como la rosa y te dejo mi pueblo sin mí.
Julio Fontalvo y Jesús Paternina.
Fue ella, Carmen Delia, también atraída por la fama de Wilson, quien atendió a Henry en la tienda de Cenaida, regalándole una gaseosa naranjada, mientras llegaba el bachiller.
Pronto Carmen Delia cogió mucha fama, cuando Julio Abel Fontalvo Caro, compositor estrella de Los caña guateros la inmortalizó en dos temas, disputándose aquel amor platónico con el sacerdote Javier Cirujano Arjona, quien también se había enamorado perdidamente de Carmen Delia.
«Soy el palmero enamorado y estoy pendiente en Carmen Delia y cuando vaya a Las Palmas,de pronto me de su amor, compadre».
La Mujer es como la rosa salió en la voz de Pedro García con Los Cañaguateros en 1975, según datos de la memoria de la biblia del vallenato Wilfredo Rosales. Y mi pueblo sin mi fue grabada por Gilberto Torres, posteriormente.
Javier Cirujano llegó al puerto de Cartagena con dos sacerdotes españoles, entre ellos Manual Pérez, quien se fue para la guerrilla del ELN. Eran los años cincuenta. Cirujano, de actitud franquista, llegó a San Jacinto con su pensamiento existencialista. El tiempo es estático. Somos los hombres los que movemos el tiempo. Era arquitecto y el mismo diseñó las más de once templos católicos que levantó, entre ellos los de Las Palmas y Bajo Grande, que hizo con piedra y barro.
Cirujano se volvió loco con Carmen Delia, quien hizo parte del comité del templo ,que después fue colegio de bachillerato.
El sacerdote no llevaba túnica. Vestía como cualquier laico. Montaba caballo y bebía ron caña.
Lo de Julio Fontalvo un piropo de poeta enamorado a un amor inalcanzable que plasmó en canciones y lo del cura un impulso a las obras inmarcesibles para la educación, pero les ganó la pelea Aníbal García, un Carmero amante de las corralejas, hijo de un alcalde,quien se les metió al rancho y conquista a Carmen Delia, quien siempre trabajó como enfermera en el hospital Montecarmelo. Con quien dejó dos vástagos, Aníbal Raúl y Stalin .
En San Jacinto vivieron en La Bajera, en la que fue la residencia de Blas Panza.
En la vida real, Carmen Delia Reyes, fue una diva muy amorosa,con una belleza infinita y al natural,sin poses artificiales. Era humilde,de risa alegre, servidora sin interés.
Le gustaba la música de Farid Ortiz y le hacía feliz recordar los tiempos de Julio Fontalvo.
Amaba la gaita y el porro. Luchó incansablemente por su familia.
Paradójicamente las musas de Julio Fontalvo y Andrés Landero, Carmen Delia Reyes y Las tenía Alvis, murieron ciegas.
Paz en la tumba de estas dos grandes mujeres, que con sus ojos vivos sembraron la luz de la poesía.