Qué se celebra el veinte de Enero?

…¿ Si Son tan buenas nuestras fiestas?

Por ALFONSO HAMBURGER,

Siento que hace un rato que las fiestas me dejaron botado. No es que me sienta viejo. En mi generación de jóvenes con experiencia no existe la palabra envejecer. No existe en nuestro diccionario. Y me siento out de estas fiestas porque me parecen demasiado largas y a veces sin sentido, en un mes ardiente, de cabañuelas y veranos, donde nos parecen caer todas las plagas de Egipto, con sus alzas y anuncios del fin del mundo,  nuevas pandemias y el incremento de los peajes en más de un quince por ciento. Es tiempo de matrículas. Viene el niño.

Enero debe ser un mes de planificación. Hasta la fiesta de reyes está bien y pare de contar. Enero es el mes más limpio de los montes de María, para cazar mochuelos, para paseos , sancochos y la fiesta del pensamiento.

Enero es un mes que no existía. Fue un invento de enlace, entre lo viejo del año que pasó y los anuncios del que comienza, un mes de brisas y cabañuelas. Pero como casi todo lo de nosotros obedece a un embeleco particular, porque a alguien se le ocurrió festejar su cumpleaños con una fiesta en corraleja y sacarle provecho al estanco de los licores y a las ferias, no obstante de que en enero siempre llueve, nos metieron en ese enredo. En ese mratón.

Creo que hay demasiadas fiestas.  Y creo también que las fiestas me dejaron botado cuando me convertí en un crítico del desorden, la improvisación y aquello de que las fiestas se convirtieron en una colcha de retazos.

La corraleja de invierno, que se hacía en los festejos de San Francisco de Asís , en plena plaza cuadrangular se cayó en verano, pero no hubo un reemplazo contundente y allí resurgió para alargar unas fiestas buenas, pero demasiado extensas, en medio de la dictadura del tambor.

Yo pienso que en una vida anterior ,y dirán que soy demasiado  aburrido, debí nacer en un país gélido y tranquilo, de pronto en Austria o un país nórdico. Por eso prefiero fiestas casi exclusivas, una parranda con gaita o acordeón, en un patio, con buenos amigos y comida, pero eso sí, que me dejen cantar

Y el ritual de las fiestas parece tan importante, que no veo bien a los que pregonan que si un directivo organiza bien las fiestas ya sirve para Alcalde. No señor, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa

Creo más bien que deberíamos pensar en hacer un monumento a las víctimas del 20 de enero de 1980, y declarar ese sitio en campo santo, con biblioteca, museo y no un lugar de conciertos. Hasta las tumbas y las cruces desaparecieron en el cementerio. Nunca se supo la verdad, que fue maquillada.

Pensaría en incrementar el presupuesto al festival enerino de las artes, hacer más foros, el festival sabanero sin la dictadura del acordeón, bajar la música de la tarima y hacerla más callejera, más del patio, e iniciar desde ya un bloque de búsqueda de las mejores canciones de nuestros autores.

Alfonso Hamburger

Celebro la Gaita por que es el principio de la música.

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