!Sigue el homenaje!

Las canciones que no hizo ADOLFO PACHECO

– La parla, otra de las facetas del maestro.

https://www.youtube.com/results?search_query=adolfo+pacheco+KACCULA+TU ( VER ENTREVISTA)

electricaribe

No contento con la extensión de su obra musical, el maestro Adolfo Pacheco, ha querido completar su gesta didáctica, comunicativa, con la riqueza de su verbo, con la oralidad, que es otro de sus fuertes.

En nuestra última entrevista, antes de que se deteriora su salud, estuvimos hablando de dos temas distintos, “el resabio de traba” y “la inmortalidad de La Moya”. Son apenas cascaritas para futuras crónicas, planteadas hoy, a raíz de sus primeros 80 años.
Su suegro, Rubén Anillo, padre de su esposa Ladys, fue víctima del “resabio de traba”, un término meramente del argot  gallistico que ha sido otra de sus facetas. Rubén, tendero o comerciante, fue afectado por la diabetes ya al final de su vida, le cortaron una pierna. Alguna vez, Adolfo dialogaba con su suegro, quien en ese momento llamó a su esposa para que le matara un mosquito que le estaba picando en la pierna que no tenía. Rubén no se acostumbraba a estar sin su pierna y la sentía tan real, que lo seguían picando los mosquitos. Eso, en el argot gallero, es lo que llaman “El resabio de traba”. A los gallos los calzan y los meten en guacales antes de las peleas. Los amarran, pero cuando los sueltan caminan como si aún estuvieran amarrados. Caminan como si arrastraran una pita en sus patas. Eso es el resabio de traba. Y el ejemplo del mosquito picándole a su suegro en una pierna que la le había cortado, es motivo de su charla.


También recordó a la Moya. Por mucho tiempo, en San Jacinto se impetro un dicho “Si no lo salva la Moya, llórenlo”. “No lo cura ni Moya”. Es un tema muy de moda en esta pandemia. La Moya- que es un tema para investigar- era la abuela del acordeonista Luis Ramón Vargas, el compadre Ramón de la canción “La Hamaca Grande”.
En los tiempos de la lepra, una epidemia mortal, que había acabado con la vida del poeta Gabriel Escorcia Gravini, autor de “La Miseria humana” , La Moya era la mujer encargada de tratar a los leprosos, una enfermedad muy contagiosa. Al leproso lo aislaban. Ella era la encargada de bañarlos, curarles las heridas y llevarlos a Cartagena, donde los confinaban hasta la muerte.
A La Moya, pese a que lidiaba leprosos y a otros enfermos, no la cogía ni la gripa. Ella se bañaba con agua de matarraton. Hoy, se ha descubierto, que La Moya descubrió en San Jacinto el remedio para prevenir el coronavirus, más de cincuenta años antes de que llegara la pandemia del covid-19.
Otro de los temas fue el de un músico ( lucho) , quien acompañaba a José Manuel García, Don Joso, precursor del acordeón en San Jacinto, al lado de Felipe Vargas, padre de Ramón Vargas.
Mercedes Anillo, madre de Adolfo, fue la administradora del Gurrufero en su mejor momento. Ella fue la primera en llevar el acordeón al respetado salón, más apto para formatos orquestales. El salón había estado en varios lugares. Allí, en ese lugar confluían los músicos de moda, entre ellos Aníbal Velázquez, Pacho Rada, José Vicente Caro, Carlos Araque, el del siniestro de Ovejas, entre otros.
Adolfo refiere de haberlo visto, cuando apenas tenía cinco años, a Lucho, un trompetista que acompañaba a Don Joso. Y no llevaba, esencialmente, una trompeta, sino un madero en forma de trompeta. El artista no usaba aquel parapeto, sino que se acompañaba con la boca. Y era tan real su interpretación que aquello sonaba como una trompeta de verdad verdad.
La trompeta de palo sólo era un plante.
( Veamos las entrevistas de Adolfo Pacheco en el canal kaccula tu) de Youtube.

Alfonso Hamburger

Celebro la Gaita por que es el principio de la música.

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