Un cura Gurrufero que se las trae

Jonatan, un padre Gurrufero

Para Jonathan López, párroco de San Jacinto, su estreno como actor no fue nada fácil. Les confesó a sus colegas que una vez se prendieron las luces, se activaron tres cámaras y los micrófonos, a la voz de silencio y acción, estaba embolsado. Era la primera vez, que a sus 37 años, le ponía el pecho y el alma a una producción televisiva.

Ocurrió en El Gurrufero, miniserie que transmite Telecaribe los sábados y domingos a las 830 de la noche.
Los sacerdotes están preparados para manejo de público desde el púlpito, pero hacerlo ante tres cámaras de televisión, es muy diferente. La posibilidad de hacerlo mal genera pánico escénico. EL reto de Jonathan, quien además es músico, era múltiple. Le tocaba enfrentar a los espíritus malignos que en el pasado habían asolado a San Jacinto y se habían instalado en El Gurrufero. Alguien invisible tiraba los vasos, hacía estropicios, echaba tierra a la comida y hasta prendía la palma.
Su actuación era vital para la iglesia católica, pues en los libretos inicialmente aparecía un chamán o brujo para limpiar El Gurrufero. Todo se dio al expontaneamente. Las cosas empezaron a fluir, empujadas por la fe. El padre actuó al natural, como jefe espiritual de San Jacinto. Pidió calma e invitó al rezo. Se tomaron de las manos y al fin descubrió que no existía ningún espíritu de Lara, una vieja leyenda del Caribe, sino que había un nido de ratas en El Gurrufero.

López, oriundo de Malagana, tuvo que llenarse de paciencia para atender la invitación del Gurrufero, porque había que repetir escenas, por ladrido de perros, canto del gallo, ruido de autos o de motos en la calle, la música exterior, y hasta de un cumpleaños en el club de Leones, contiguo al lugar de grabación. O ante la equivocación de un actor. Las cosas fluían tan perfectamente que a las cinco de la tarde sonaron las campanas de la iglesia convocando a misa y a uno de los actores se le ocurrió decir que aquello era un designio divino y la escena quedó como ni mandada a hacer. Y lo bueno era que quien iba a oficiar la misa a esa hora peleaba con los fantasmas del Gurrufero.
Jonatan López, con una jovialidad a toda prueba, se mueve en San Jacinto como uno más de los hijos del pueblo y no duda en afirmar que el oriundo de la tierra de la hamaca es un elemento amoroso, con gran sentido de pertenencia con su heredad.
Inicialmente en El Gurrufero iban a participar tres actores estelares, pero en un acto de locura, fueron apareciendo los actores naturales, entonces la experiencia se fue enriqueciendo. Casi cien extras participaron en El Gurrufero. La gente llegaba a probarse, porque se regó la voz a voz.
López destaca el engranaje casi perfecto de cómo se manejó la producción del Gurrufero y la manera cómo se pasó de tres a 68 extras, lo que representaba un manejo más cuidadoso de la calidad, pues cada actor necesitaba un período de inducción y revisión de los libretos, en lo que fue vital Juan David Agamez, como asistente del director.

Quise indagar en San Jacinto sobre qué pensaba la gente de este líder espiritual, un joven intelectual, extrovertido, sencillo, que se le ve siempre rodeado de jóvenes, entre ellos mujeres frescas y ayudantes de la parroquia.
López tiene buen gusto. Le encanta ver un auditorio y un altar en forma impecable, con arreglos florales exquisitos y sorprendió una respuesta, en el sentido de que su antecesor, José Prudencio Padilla, quien murió de infarto, era aún mejor.
La respuesta terminó por inmortalizar a Padilla, porque realmente, Jonathan tiene muchos méritos. Su actuación en El Gurrufero se destaca hoy en las redes sociales, por la infinidad de comentarios positivos, en especial de su comunidad religiosa, donde conforma el equipo de fútbol y en la que los curas se tutean sin ningún tipo de complejos.
López fue vital en el lanzamiento del Gurrufero, desde la parroquia, en directo por Telecaribe. Cuando le pregunté tímidamente si sólo había 50 cupo por motivos de Covid-19 ,su respuesta fue una voz de aliento :
-Mete 100, ¿cuál es el miedo?

Desde el segundo concilio del Vaticano, en 1962,la iglesia católica permite el uso del auditorio de las parroquias para actos culturales, porque no sólo a través de la palabra sagrada se puede llevar mensajes de esperanza, por eso, en la transmisión de Telecaribe, López, parodiando al maestro Adolfo Pacheco, dijo que el hombre cuando canta también entona una oración, o quien canta reza doblemente.
Después del primer escalón para abajo, sin usar el altar, ustedes pueden hacer los actos de lanzamiento del Gurrufero, dijo. Y así se hizo. Y se hizo muy bien. La transmisión fue la más vista en las redes sociales de Telecaribe, con un 95 por ciento de la audiencia entre las más recientes transmisiones del canal regional.
Sin duda, el Gurrufero ha sido un acto de fe y de tipo colaborativo.

Alfonso Hamburger

Celebro la Gaita por que es el principio de la música.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Previous Story

Colombia tendrá 73 nuevos proyectos audiovisuales tras cierre de la convocatoria Abre Cámara 2021: Karen Abudinen, ministra TIC Nacional

Next Story

Cuando el covid-19 no admite música.