Por: Eduardo Pertuz.
Les prometí a mis hijos: ¡si ganan el año los llevo a Nervití! (Corregimiento del Guamo, en el Departamento de Bolívar). Alternas, son las rutas, tomamos la más agreste, pasando por los municipios de Barranca Nueva, Barranca Vieja, El Yucal, Robles, Tasajera y Nervití, singulares y hermosos paisajes tiene nuestra Colombia, son poblaciones ribereñas, abandonadas; andando sobre trochas, al margen izquierdo se observa, la inmensidad del río Magdalena, a la derecha, colinas que dan inicio al lado oriental de los Montes de María, ciénagas enormes con profusión de fauna y flora; por esa vía únicamente se puede transitar en vehículos todoterreno, exigiéndole al máximo el 4×4: lomas, lodo, huecos. La belleza del paisaje, amerita el esfuerzo, observar desde lo alto el río abrirse paso en la inmensidad del verde es fantástico, cuerpos de agua por doquier.
Colombia es un país de inconmensurable belleza natural. Bien podría convertirse este lugar, en el «Guatapé costeño». La primera parada, fue en El Yucal, donde aprendimos cómo se hace el queso y todo el proceso que implica su elaboración, sabroso sí es y mejor…si lo acompañamos con bollo de mazorca calientico. Toda esa región es ganadera, carecen de agua potable, no existen buenas vías. Me llamó la atención la proliferación de propaganda política, donde los temas que se plantean en épocas de campaña preelectoral, contrastan con una realidad demoledora, como si vivieran en Finlandia, la de por aquí. «Juntos avanzamos», “El progreso es ya». «Conmigo sales de la pobreza», “Soy la opción de tu bienestar», etc. Póngale el color de la bandera que quieras, vuelves a pasar en 50 años y estarán igual.
Nuestra llegada a Nervití, se dio pasado el mediodía, con los carros llenos de barro, un calor abrasador, puedo decir sin equivocarme, que la cerveza más sabrosa me la he tomado ahí, al lado de un picó, un Águila casi congelada. Conocimos la imponente Ciénaga de la Candelaria: ¡qué fortuna para el grupo, contar con las embajadoras de Nervití! Las pequeñas y simpáticas gemelas Mariana y Luciana, nos contaron los detalles del por qué su pueblo es hermoso, en su inocencia y gracia nos explicaron los pormenores sobre el lugar, que había criaturas, gente y muchos peces, que no se podían bañar en la Ciénaga porque había babillas y tiburones; no podía faltar el exquisito sancocho con que nos esperaban, con picante en una botella de Tequila. Cuando pregunté: ¿qué carajos hace una jeringa desechable conectada a unos cables en el techo? la respuesta fue simple: ¡para ahorrase el interruptor! Me gustan estos regionalismos que surgen del ingenio y las dificultades.
De Nervití, me traigo el dulce recuerdo de una gente cordial y amable, toda la región que recorrimos es hermosa, de unos paisajes exuberantes.