Volvimos a Loma del Bálsamo. Antes fue la Loma de Gavilán. Aquí recreamos la muerte de Eduardo Lora Castro,ocurrida en la Loma La Venera, el 19 de Marzo de 1953.

La Loma del Bálsamo fue en realidad nuestro primer contacto real con San jacinto. Veníamos en mulos desde Bajo Grande para encarar el bachillerato. Allí nos cambiaron el sonido original con el que nacimos en Bajo Grande, matizado por el suave golpe de la brisa estremeciendo el alar del rancho, el canto de los cuchules, un aguacero en un platanal, el ladrido de un perro, el llanto de un niño, el golpe del balón y el grito de gol y sobre todo aquel silencio que nos hace sentir la naturaleza dentro de nosotros.

Apenas la recua de mulos estuvo en lo más alto de Loma del Bálsamo no solo nos cambiaron los sonidos, con el pujido de los camiones subiendo Las Mellas, sino que vimos los techos oxidados de la fábrica de Los Matera y las casonas solariegas de la plaza.

Todo aquello fue de espanto. Después fue el problema para que las bestias,que nunca habían pisado pavimento,atravesaran la carretera troncal de occidente. Los mulos, apenas sentían el calor del asfalto pegaban un salto, retozando,como si hubiesen visto el tigre. Igual fue para pasar el puente Veinte de Julio,que era de tablas, y donde casi se desnuca el abuelo ayudando a pasar un burro.

Cómo olvidar Loma el Bálsamo si allí fue donde pastamos el ganado que nos trajimos de Bajo Grande para hacer el suero y el queso con el que nos terminamos de criar. Henry ordenaba un día y yo el otro. Íbamos a pié, de modo que teníamos mucha preparación física, por ello nos fue fácil ganar muchas competencias en cien metros plano,en el caso de Henry y yo en maratón. Y después en los equipos de fútbol.

De modo, que al darse la oportunidad de grabar la muerte de Eduardo Lora no lo pensamos dos veces, y allí se hicieron las escenas, con Juanchy Rico en el papel de Eduardo Lora y Ángel Reyes en el papel de Héctor Romero.

Lo curioso de Eduardo Lora Castro es que no se encuentra una sola foto del mejor compañero de Andrés Landero, aquella memoria que San Jacinto tenía,el que se mató fue en un Jeep en La loma de la Venera.

Tampoco se han encontrado descendientes del guacharaquero. Solo queda la canción, una crónica judicial que da respuesta a los cinco integrantes de Harold Laswel.

La canción, salida al mercado en 1957, y que originó la muerte de Juanita Castro, madre del guacharaquero, sigue vigente 65 años después.

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