– Hasta su cadáver llevaba prisa.
Las muertes en accidente de tránsito son excarcelables. No son actos dolosos, porque nadie quiere matar a otro mientras conduce. Recomiendan las autoridades dar la cara, detener el vehículo, parquearlo bien- si quedó algo de éste- y prender los intermitentes. No se debe fugar, al menos que no haya garantía de seguridad en la escena. Las detenciones por uno de estos casos no deben pasar de las 48 horas.
El accidente donde perdió la vida el cantante Martin Elías Díaz Acosta, ha dado para todo. El comandante de la Policía en Sucre, Coronel Julio Cesar Sánchez Molina, señaló dos causas: mal estado de la vía y exceso de velocidad. Y como todos le sacamos provecho a las redes sociales, Tío Pello se fue lanza en ristre contra el hueco que produjo el accidente y fue tajante al decir que los políticos se roban la plata de las carreteras, que desde Tolú a San Onofre, en cuyo lapso hay tres peajes, son las peores del país. Y los únicos lugares buenos de la vía, son precisamente en esos peajes. Que parecen goles de otro partido.
Un aficionado a you tuber preparó a un testigo para ganar espacio en la gran red y el tiro le salió culatero. El joven, de macilenta figura, no asimiló la lección, porque su relato es incierto y deja dudas. Dice que la camioneta iba a cien kilómetros por hora. Le pasó muy cerca. Otros dicen que iban a 200. Agrega que “La camioneta voló, destroncó una rama del árbol y al caer dio varias vueltas”. Según este relato, Martin no quiso que lo atendieran a él sino a sus compañeros. Otro cibernauta habla de una curva que se los tragó. En ese lugar no hay curvas.
Lo cierto es que la última foto que Martín se tomó en su vida, fue con las operarias del controvertido Peaje de Coveñas, después de la Boca de la Ciénaga, donde pasaron a las 7:03 minutos del viernes Santo. Media hora después pasó lo que pasó. Para estar allí en 27 minutos tuvieron que volar. Sincelejo está de Coveñas a 40 kilómetros. Se descuentan los 16 que hay entre Sincelejo y Toluviejo y quedan 24. De San Onofre a Sincelejo son 52 kilómetros y si se descuenta el tramo de Toluviejo a Sincelejo, quedan 34. Serian 58 kilómetros, entre Coveñas y San Onofre. Y como el accidente fue kilómetros antes, más el resto antes de llegar al Peaje, quedan unos 52 a 54 kilómetros. Los matemáticos saquen la cuenta. ¿A cuántos kilómetros por minuto viajaba? Ya se dijo, que Martin no llevaba el fajón ajustado.
Y siguieron las especulaciones, que algunos cibernautas, buscan acusar a Raymundo y Todo el Mundo. El alcalde de Sincelejo también lleva del bulto. Lo acusan de ser el propiciador de estas casetas estruendosas de Coveñas, en compañía de su socio de las fiestas del 20 de Enero, Guillo Merlano, quien de hecho estuvo muy atento al cadáver. Algunos columnistas hablan de blasfemia y de desvirtuar- ya oficialmente- el real sentido de la Semana Santa. A los comerciantes, que buscan la rentabilidad de sus acciones, no les interesa nada más.
En medio del tumulto de gente que se empujaba para ver el cadáver de Martin Elías, en la sede de Medicina Legal, una dama gritó que era el pueblo el que le tributaba el homenaje al cotizado cantante, porque ni siquiera se les ocurrió llevarlo a la plaza de Majagaul, para una vigilia de perdón. Y de seguro que les hubiese quedado bonito el gesto. ¿Dónde están los del Festival Sabanero?
Con Martin hubo prisa. En todo. Desde niño su padre lo metió en ese mundo frenético de la velocidad y la fama. Lo bautizó de “Gran”. Su primer regalo fue un micrófono. Hasta su cadáver llevaba prisa. Se lo llevaron de noche a través de esos pueblos soñolientos que esperaron como en los buenos tiempos de las mejores vueltas a Colombia. En eso se pareció la ruta de Calixto Ochoa, quien llegó una mañana de lluvias de 1953 a San Jacinto y sin perder su humildad, los vallenatos reclamaron su cadáver 63 años después, que atravesó todos estos pueblos de leyenda, ya convertido en leyenda. El dolor se convirtió en parranda.
En la tarima Colacho Mendoza, vi un letrero descomunal- ojalá el desafío no sea para Dios- y al final una frase que vuelve a hermanar a Valledupar con la Sabana, aunque sea a través de un hecho trágico: “Valledupar 18 de Junio de 1990- Sincelejo- Sucre, 14 de abril de 2017”.
El letrero mencionado no está en la tarima «Francisco El Hombre», la cual queda en la Plaza Alfonso López, sino en la tarima «Colacho Mendoza» del parque de la Leyenda Vallenata, que es donde en la actualidad se realizan los principales eventos del festival vallenato, además de otros eventos y espectáculos.