EL DOBLE DOLOR POR JORGE OÑATE

Doble dolor por Jorge Oñate.

EL DESTACADO CANTANTE DIO POSITIVO PARA COVID-19

Por Alfonso Hamburger

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Tocando en una caseta de Valledupar , con la alegría y ese bamboleo que lo caracteriza, alzando los brazos, Jorge Antonio Oñate González descubrió en el tumulto a mi hermano Henry Javier. Lo había buscado con sus ojos y cuando supo que era mi hermano, en el semblante del Jilguero de América se notó la expresión de intensa alegría, entonces esperó el pase de la sabrosura del acordeonista para decir a todo pulmón :»Henry Hamburger» . No lo pronunció perfecto, pero le puso todo el énfasis, envuelto en la melodía propia del vallenato al que no le es difícil cantar cuando habla.

Aquel saludo quedó grabado en nuestras almas( ver el video) como el gesto de cariño más espontáneo del más grande cantor del vallenato clásico para alguien de mi familia.

Aunque últimamente me he vuelto selectivo con esta música, por la saturación del mercado y la aparición de tanto vallenatólogo figurativo, es bueno advertir que  a nosotros nos terminaron de criar con leche esperada en corral y vallenato. Al principio lo oíamos en la Rapsodia Vallenata de Radio Libertad a las ocho de la mañana y a las dos de la tarde por Radio Sutatenza en el espacio «ustedes hacen el programa», con Carlos Cohen y Rosita Hamburger . Nada más, porque eran escasos los programas donde ponían uno que otro vallenato.

Nos levantamos en Bajo Grande, zona rural de San Jacinto, sin ninguna esperanza de conocer personalmente a los ídolos de nuestra niñez y adolescencia. A los diez años Henry  Javier ordeñaba treinta vacas y yo de once era el enrejador.

Mi afición por la voz de Jorge Oñate empezó a consolidarse en Barranquilla en 1981cuando inicié mis estudios de periodismo y andaba con Álvaro Arrieta Caro, cuyos ídolos eran Jorge Oñate y Alfredo Gutiérrez. Y Arrieta era un líder al que había que seguir en chagua. Su sueño era ver unidos a Oñate con Gutiérrez.

Gracias a Dios y a mi profesión fui conociendo personalmente a la mayoría de estas glorias del folclor colombiano. Pero Jorge Oñate, a quien jamás daré por muerto, llegó a mis manos por intermedio de mi hermano Henry Javier , una persona extremadamente buena, noble y amiguera. Cuando lo vi fue  con Jorge Oñate.  Aquello no me sorprendió, porque conozco su sensibilidad musical y su intenso amor por el vallenato, incluso aprendió a tocar acordeón a las 44 años, pero sí el profundo grado de amistad con el Jilguero, como si se conocieran desde toda la vida. Aquello fe un amor filial a primera vista.

El video mencionado y muchas cosas más lo ratifican. Son excelentes amigos. A través de Aurelio  «Yello»Núñez, ingenioso compositor, 0ñate llegó a Henry Javier . Vinieron los saludos espontáneos en conciertos, debidos  y, grabaciones . Los almuerzos. Los abrazos y el cariño mutuo . Entonces comprobé que tener un amigo vallenato es como ganarse una lotería. Vi a Oñate hacer un video o la primera llamada el 27 de noviembre, para celebrar el cumpleaños de Henry Javier. También conocí a un Oñate amoroso, sencillo, humilde, distinto al de los chistes de Poncho o Diomedes , buena gente, como si fuese un político en busca de la presidencia de la República , lleno de detalles.

Ahora recuerdo el nombre de la canción de Aurelio Núñez donde viene la sorpresa del saludo, «Escalando la montaña» compartido con Galo Viana. Pero también conocí otra faceta de Oñate, la de la gratitud por un pequeño favor. La del amor por sus hijos y su familia.

Oñate, me confesó que le gustaría mudarse para Sincelejo, emulando al maestro Calo, y aún más porque allí vive su hija, la radióloga . El sector de la medicina los acercó y los hizo hermanos. Jorge estuvo varias veces en la finca La Viña de Hamburgo, bautizada así en homenaje a mi madre y en una de la reuniones cantó tres canciones, sin pasar factura. Quiere llevar el grupo completo.

Me satisface que siempre que entrevisto a un vallenato, que han sido pocos, a ellos les ha ido bien, se han sentido a gusto, porque les he preguntado por cosas que  quizás habitualmente no les preguntan los periodistas. Oñate quedó tan contento de la entrevista de dos horas que me concedió para el programa de Vicente Periñan en Unisucre FM, que al final anunció que me enviaría un saludo.

Cuando uno descubre el corazón de estos vallenatos que narran tan bonito, empezamos a comprender el porqué este género de música ha alcanzado tanta penetración en la sociedad colombiana.

Por eso y mucho más, en el estado que se encuentra Jorge en este momento, siento doble dolor. Por los amantes de su música y por mi hermano

. Y Estoy seguro de que Oñate no morirá jamás porque es apenas necesario para comprender la amistad.

Alfonso Hamburger

Celebro la Gaita por que es el principio de la música.

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