Viceministro de relaciones políticas:
LA DEMOCRACIA LE GANA A LA VIOLENCIA.
– Lo que se dice del nuevo Viceministro del Interior.
Por Alfonso Hamburger
Mientras diferentes grupos armados se dedicaban a sabotear las acciones del Gobierno, destruyendo La Caja Agraria, Telecom y los oleoductos- los políticos de Sucre- pese a lo criticado que han sido y los inventos que se han “craneado” para salvar el pellejo, como el trasteo electoral, el tráfico de influencias, la parapolítica y hasta poner a votar a los muertos, ellos fueron pasando el chaparrón, hasta salirse con las suyas. Hoy la política de Sucre parece levantar la cabeza y viajar por mejores senderos.
En Sucre la gente sale a votar más que en todas partes, a veces con guarismos que ponen a pensar a los investigadores, porque parecen resultados del escrutinio y del manipuleo. A veces hay municipios donde casi que vota el ciento por ciento del potencial electoral. Esa participación parece ser una esperanza. Los votos muchas veces llegaban en canoa y volteaban resultados casi cantados. La rumorología no la inventó JJ Rendón en Venezuela ni en otro país. Eso nació en Sucre y su máxima expresión se dio en la primera elección popular de gobernadores, cuando alguien se encargó de “regar” por las calles el rumor de que Miguel Ángel Nule Amín, quien lideraba las intenciones del voto, estaba “quebrado”. Al otro día la gente se volcó a los comandos del oponente, quien resultó ganador.
Aquí ha pasado de todo. Un compadre conservador le ha invertido hasta sesenta noches de visitas- como quien conquista a una mujer- para convencerlo que se cambie por su candidato. Álvaro García decía que se había volteado el Titanic cuando alguien decía que no iba con él. No respondía a nadie cuando se hablaba a sus espaldas. Simplemente comentaba: “Déjalo, que el termina votando por mí”. Cuando lo acusaron de algunos ilícitos advirtió que le endilgaban hasta de “La Muerte de Eduardo Lora”, quien se mató en un Jeep en La Loma La Venera, tres años antes de que él naciera.
Cuando llegué a Sincelejo, en el año 1992, el ambiente me aturdió. Tanto la bullaranga de la calle Francisco H Porras, donde me bajé del bus, congestionada de vendedores ambulantes, como de las acciones políticas, que eran las 24 horas del día, me mostraron un mercado persa en casi todas las actividades. “Casa de político que no tenga una visita a las cinco de la mañana, está mal”, decía mi compadre Silvio Cohen. Acá la política es siempre. Los 365 días y un cuarto del año. Para todo se usa la política, hasta para casarse, lo que llaman la cultura de la bragueta. Y nos íbamos a beber ese café conversado con Emiliani, con Chepe Conde y otros. Era una fiesta, que desafortunadamente fue dejando un reguero de decepciones, separaciones, rumores, hasta que llegaron las armas. Pero hoy, con lo que pasó en Sincé, las cosas parecen cambiar.
Había llegado aquella vez, como periodista joven e inquieto, curioso, con las ganas de imponer las ideas de la Universidad. Quería cambiar el mundo. Trabajaba en El Heraldo, que entró en crisis, entonces le apostamos, como plan B laboral, a Costa Alternativa, que murió al aparecer El Meridiano de Sucre. En Costa Alternativa usaba el seudónimo del “Káiser” en una columna donde le disparaba a todo lo que veía. La imagen que irradiaba Gabriel Espinosa Arrieta, el Bayo, un gallero entusiasta y político sagaz, era negra. Había pasado por el ICBF, uno de los fortines políticos más codiciados. La gente decía que les daba la bienestarina a sus gallos de pelea. Ya en la época se usaban las fortalezas y los contra ataques radiales. Cada casa política tenía emisoras o noticieros y los periodistas marcaban territorio y hasta se daban puños por sus jefes. Pronto, ayudado por sus periodistas fui víctima de mi propio invento. El “Bayo” respondió que quien se amparaba en un remoquete escondía algo. Claro, yo era de EL Heraldo y no podía firmar en otro medio, pero por sus apuntes daba claras señales de que me había identificado. Años después, en una parranda con Silvio Cohen, nos conocimos, y hasta nos reconciliamos. Entonces tuve que hacer una columna aclaratoria, años después, en el Meridiano. Espinosa, que resultó ser amigo de Adolfo Pacheco- y con éste yo no quiero fiesta- aclaró que no le daba bines tarina a sus finos gallos por una simple razón: a los gallos que se le da bienestarina se engordan y un gallo de pelea gordo no gana.
Así fue andando el Bayo, pasando de curul en curul, sin usar medios sofisticados ni ninguna clase de Máketing Político, para alcanzar La Gloria con su hijo Héctor Olimpo, un pollo cruzado, entre colorado y azulejo, hoy Viceministro de Relaciones Políticas del Gobierno Santos. (Continuará)