Sí hay políticos diferentes:
MAYRA ROMERO, “LA POLÍTICA ES MUY BONITA PERO HAY QUE SABERLA HACER”.

Cuando uno conoce personajes como a Mayra Ester Romero David, entiende que la política si tiene salvación. Ella es una mujer de ojos gitanos- profundamente turcos- madre de cuatro hijos y retirada de la Alcaldía de Sincelejo, cuyo corazón de bondad la ha llevado a servir a la gente desde que era una niña. Con la ingenuidad de un infante, en la casa de sus padres, en un barrio populoso de Sincelejo, sustraía víveres y alimentos a escondida y se iba por los barrios de Dios a repartir entre los pobres. Desde entonces no se cansa de dar al más necesitado. “Me enseñaron desde niña a dar y servir”, manifiesta.
“Mi casa debería estar empedrada en oro, pero usted la ve como está, todo lo he repartido”, dice Mayra, mientras atiende múltiples visitas y prepara su candidatura al Concejo de Sincelejo, donde a sus 66 años, quiere dejar huellas y un patrimonio político a sus hijos, que también heredaron su vocación de servicio.
Hermana del reconocido profesor del Araujo, Marco Tulio Romero David, cuya muerte la sintió todo Sincelejo, esta mujer carismática, que se casó muy joven, dice que su marido trabajaba en el Idema y los productos como el arroz, que abundaba, lo repartía entre sus vecinos.
“La política es muy bonita, pero hay que saber hacerla”, sostiene, pero advierte que la plata daña, por eso ella sólo ofrece servicios humanitarios.
Mayra hace la política de antes, de atención permanente a la gente, sin pedir nada a cambio y ahora quiere retribuir todo lo que la vida le ha dado, pues por la política bien hecha, su familia pudo avanzar y a través de ella poner un granito de arena a la sociedad. Dice que entró a la alcaldía de Sincelejo cuando era muy joven en el cargo de servicios generales y fue escalando puestos hasta convertirse en jefe de personal y después revisora de facturación en Empas, donde le ayudó a miles de personas en los recibos, sólo con el deseo de ayudar. Allí se hizo muy famosa en Sincelejo. “No me gusta perder, siempre he sido una ganadora”, sostiene.
Entró a la política gracias a Carlos Martínez Simham, a quien considera el político más humanitario y servicial de Sucre, un gran relacionista público, quien les dio la mano y los ayudó a salir adelante, convirtiéndose en un adalid del desarrollo personal y social y a través de él a sus familiares y gente de todos los sectores.
Mayra Ester Romero David tiene casta política. Ella si es turca de verdad, pues sus abuelos vinieron de Turquía y se instalaron en Chinu, Córdoba. Julio Magdaleno David, su abuelo, fue alcalde de aquella población Córdobesa. Y su padre, Marco Tulio Romero Figuroa, fue uno de los precursores de la fiesta en corraleja en Sincelejo, cuando se hacía en el hoy parque Santander. Él era chofer de plaza y después del Incora, donde se pensionó. Su madre, fue Carmen María David. Son ocho hermanos Romero David, entre ellos Marco Tulio, cuya muerte, hace dos años, aún la mantiene de luto. “Era un ser excepcional, muy bueno”, dice.
Ella nació en la calle del Bolsillo, en La Ford. La casa aún está allí, con muchas habitaciones.

Además de haber heredado el don del servicio, Mayra recibió una formación severa y hasta quiso ser monja. En el famoso colegio Corazón de Jesús, de la maestra María Anaya, que era muy recta, recibió pencazos como antes y una formación para la vida. Terminó en las Catequistas, Policarpa Zalabarrieta. No podían perderse una misa los domingos. El catecismo era obligatorio. Hizo tres años de bachillerato técnico en el Juan XXIII y enseguida fue vinculada a la Alcaldía de Sincelejo, donde hoy queda el Concejo. Allí hacía de todo. Fue secretaria de la inspección de policía. Se casó a los 16 años, tuvo tres hijos varones y una hembra.
Después fue jefe de personal del Municipio de Sincelejo por tres años, hasta rematar en Empas, donde se retiró como revisora de recibos. Allí pudo ayudar a mucha gente.
Posteriormente militó en el grupo de Los Guerra Tulena, donde siempre ha tenido las puertas abiertas.
“Yo hago servicios a la gente permanentemente, con campaña política o sin ella”, advierte.
En los dos últimos años Romero empezó a apoyar a la educación como orientadora de becas, logrando matricular en diversas universidades a más de 600 jóvenes de bajos recursos, afros e indígenas, lo que la mantiene contenta. “Por mi seriedad la gente confía en mi”, precisa.
Con esa vocación de servicio innata, muy reconocida en Sincelejo, Mayra fue invitada hace muchos años a aspirar al Concejo, donde sacó una importante votación sin comprar votos y sin grandes parafernalias, sin vallas ni publicidad masiva.
Ahora, con el apoyo de amigos muy especiales y con el aval del Partido Verde, Mayra Ester Romero David aparece con el número cinco en el la tarjeta electoral. Cuando le preguntaron qué número quería, respondió: “El que Dios me escoja”. Dios la complació con el 5. Lo primero que se le vino a la mente fue la paradoja de la multiplicación de los peces, donde cinco peces se multiplican en cinco mil.
Y por eso cree que en esta campaña, austera y sencilla, ella va a recibir un rio de gente.