Personajes del Gurrufero (2)

RAÚL GÓMEZ, LO CURó EL AGUA FRÍA.

-Perfil no autorizado.

Por Alfonso Hamburger

Un apunte de Raúl Gómez Alandete en las redes sociales pone a pensar a la gente. No importa el tema, siempre lleva implícito el sentido del humor. Es respetuoso e irreverente. Mantiene su posición de derecha, defiende el medio ambiente y el sanjacinterismo, la sintaxis y la ortografía

. Pese a su visibilidad en los medios, a su soledad, Raúl es un enigma oscuro, extraño.y brillante cuando quiere. Con su posición y estilo de vida parece sustraerse de una realidad palpable, ya tiene 60 años, no tiene hijos, mujer ni marido, madre ni padre vivos, ni un trabajo estable, de modo que ya es tiempo de pensar en él mismo y en el futuro. Ya quiere ajuiciarse.

Este es un perfil no oficial porque jamás ha querido dar una entrevista.

En medio de sus locuras geniales y su forma liberal y extraña de asumir la vida, su trabajo más memorioso y disciplinado, fue un papel de  Efren Romero  en la comedia El Gurrufero, donde sobresalió en el papel de agiotista, con un bastón imperativo. ¿Con su posición dura le quitaron El Gurrufero a Miguel Carmona?

Hasta el momento Raúl Gómez Alandete ha sido un hombre rico, genial, inteligente, que adoptó un sistema de vida extraño, pero pudiera convertirse en un hombre acaudalado si encarase un proceso judicial de sus ancestros. Es hijo único de sus padres. Único heredero vivo del bien y del mal.

Raúl, con sus trancadas largas, sus barbas copiosas, su pelo hirsuto, su cachucha al estilo de Fidel, su ropa arrugada, su posición de Lobo feroz, se convirtió en una especie de mito urbano, empacado en un ropaje extraño y extremo, pero a la vez humano y feliz.

Siempre ha tratado de cuidar su intimidad y de no ser confundido con un mendigo o un truan. Tiene una cosa suprema, la dignidad.
Las malas lenguas dicen que sigue virgen, que se vino de Cartagena de adolescente porque allá las Maria casquitos se en carecieron y que en San Jacinto solo era embocarlas por los caminos de la manguera de Anibal Diaz y allí estaban, tiernas y pollinas , dispuestas a compartir sus cricas con los amigos, sin quejarse, ni pedir besitos.

Raúl Gómez fue un drogadicto confeso, mariguanero por excelencia, que llegó a tocar fondo, que probó el amor duro ( un nuevo concepto de la psicología humana), que el mismo decidió enfrentar su drama, en el tiempo más oscuro de San Jacinto, cuando el plomo hacía su agosto y un  diciembre de 1994, el día que le corresponde a la calle mocha poner los perendengues, se fue a Bogotá y se metió de cabeza en un centro de rehabilitación, donde era el único costeño en la selección Colombia de locos, donde se bañaba en el patio completamente desnudo( no usa tatuajes) con otros desquiciados con agua fría gritando para no congelarse en el acto. Aquella agua helada de madrugada dice lo curó y cuando lo iban a enviar a un centro de rehabilitación en los Llanos orientales, en Acacías, Meta, cerca de un laboratorio de coca, para una segunda fase, se escapó y se vino para San Jacinto, completamente curado.
Raúl si sabe de desnudez, porque no luce tatuajes.
(Continuará)