Diálogo con maestros y trovadores:
MOISES RUBEN, EL MAESTO ESPIRITUAL.
Por Alfonso Ramón Hamburger
Como en tantos casos, el padre de Moisés no tocaba ni la puerta de su casa. Tampoco chiflaba. De modo que aquello de haberse convertido en un artista integral, puede ser el resultado de un fenómeno propio de estas tierras mágicas, en donde empezó a dibujar en la arena, desde niño, en medio de una sociedad sin maestros, de modo que se fue abriendo paso en el arte muchas veces sin saber realmente qué era lo que quería ni para dónde iba. Han pasado tantos años, ha sido mordido por perros rabiosos, ha trasegado caminos y ha pintado por muchos años del primero de enero hasta el treintaiuno de diciembre, sin obedecer a las fechas del calendario, pero aún sigue en la búsqueda, en medio de las precariedades de una tierra mágica, en medio del olvido, buscando plasmar su mejor cuadro. Ha construido una inmensa obra poética, pictórica y un cancionero extenso que está allí esperando, sin saber realmente cómo la hizo.
La pobreza extrema de sus padres y ser el bordón de una larga familia, marcarían la vida de un maestro con gran poder de convocatoria, especie de cacique de la tribu, que ya pisando los 70 años, no sabe quién es y sacudido por una enfermedad perversa, perdió la ciudad que antes le permitía caminar, Sincelejo, avasallada por un tráfico incierto. De todos modos, para Moisés Rubén Paternina Díaz, no existe otra cosa que el arte. Puede que pinte el día de su cumpleaños, fecha para él nada trascendental ( No así para sus mujeres y amigos) o que los 24 y 31 de diciembre, cuando el mundo esté festejando fechas inaplazables, él se encuentre pintando. No sabe hacer otra cosa. No se graduó de nada. No le supieron enseñar las matemáticas ni el arte. Fue un artista prematuro, que a los 22 años ya participaba en un salón nacional de artistas, pero pronto se dio cuenta de que eso era otra cosa. Desde entonces le han importado un bledo. Sus exposiciones más bien se han dado porque ha existido gente que lo quiere y lo vinculan a ellas. Tiene amigos que lo impulsan y no se ha podido negar a esas exposiciones. ¿Quién podrá hacerlo cambiar en estos tiempos en que hasta la salamanquesa canta?
Nació en la calle de la Lucha, como haciéndole un preámbulo a lo que iba a ser su vida, pero bien ha podido nacer en cualquier calle, porque sus padres eran muy pobres y hoy podían acostase en una casa, pero mañana amanecer en otra. De modo que fue el barrio Majagual, en el que tendría más permanencia, en casa de un cuñado, y en el que se establecería más tiempo, el que lo marcaria para trazar sus sueños y sus primeros dibujos. Fue en sus arenas, en el patio inmenso y esplendoroso, donde haría sus primeros trazos. Allí nació el pintor, en medio de la precariedad de un ambiente, donde los profesores de arte, eran aquellos que se quedaban sin carga académica y los ponían para entretener a los estudiantes. Apenas en este año (2015) es que la Ministra de Educación, publica una cartilla para enseñar lenguaje y matemáticas. En el tiempo de Moisés no existían maestros que enseñaran aquello tan fundamental para un artista, porque la matemática es vital para desarrollar la imaginación.
Sincelejo estaba estancado. La pintura atravesaba momentos críticos en todo el país. De modo que sería Barranquilla el escenario propicio para ensancharse en el movimiento del nadaísmo, que irrumpía con vigor. Haber estado en aquella ciudad de los 14 a los 21 años, lo marcaria en la búsqueda de sí mismo, pero aun así, a los 68 años, aquella búsqueda no termina.
LA MAREA.
Moisés Rubén- un nombre que tenía guardado, porque siempre se le conoció solo como Moisés -tiene referencias de José Barros y de Lucho Bermúdez, como compositores esenciales de la música Colombiana, pero sus reales patrones son otros, como Ricardo Montaner y otros cantores sociales de Latinoamérica. Pero ello no le impidió hacer unos porritos y otros cantos fusionados, que pronto se volvieron virales en las redes sociales.
Nota:
Entre los más de trescientos programas que realicé para Telecaribe, uno fue a Moisés Paternina. Sobre esos apuntes que quedan en un librero de televisión, hice , hace 0cho años, cuando el artista tenia 68, este texto, que quedó hasta allí.
Como Diomedes Diaz, en la muerte de Juancho Rois, no tuve la fuerza de irlo a enterrar, tampoco he pasado donde Sara a darle el Sentido Pésame. Creo que este perfil inconcluso, salva en parte esta dejadez del hombre jicotea.