La Mojana, lo que no dijo Gabo!

Una crónica de hace diez años:

I PARTE.

EL SUCRE QUE NO CONTÒ GABO.

 

  • Giran recursos totales de obras que no han sido iniciadas. De $ 2.266 millones, la mitad está perdida.

                                      Por Alfonso Hamburger

 

Sucre-Sucre es el verdadero  Macondo. Allí se suceden historias con las que se podría escribir muchas novelas como “Cien Años de Soledad” o “Crónica de una creciente anunciada”. Muchos de los personajes de la mítica obra de Gabriel García Márquez- quien se despuntó amorosamente hablando en este lugar con “La Molinete” – fuman tabaco por sus calles de pavimento incierto con la candela hacia dentro, hacen el amor con las sirenas en las playas que se forman cuando baja  el rio en los veranos largos o se convidan para matarse mientras se bañan con totumas cimarronas.  La iglesia central, de imperecedero arte gótico (réplica de la catedral de Colonia, España), es testigo de los paseos en canoa de sus habitantes en los tiempos de creciente nueva, que se dan en nueve de los doce meses del año. Algunos  lo comparan con Venecia, siendo este un pueblo fantasma entre las aguas, en un departamento donde nada ha cambiado. Las inversiones solo se ven en los titulares de prensa.

Ver documental sobre la Boca del cura:

Biosucre profundo (Capitulo 3)La Mojana,Boca del Cura. – YouTube

Los  barranquilleros , que fueron en la pasado sus aliados comerciales, con su grupo literario de La Cueva, se apropiaron de las hazañas literarias de Gabo. Los sucreños no tienen que escribirlas ni defenderlas, porque todos los días viven esas historias mágicas, todas preñadas de una cotidianidad que raya en la ficción, como la del tipo que fueron a matar por una deuda vieja , cuando se estaba bañando.

–¡Carlos, vine a matarte, desgraciado¡, amenazó el cobrador.

–¡Espera que termine de bañarme y me matas¡

Con esa frescura, el deudor logra desbaratar la ira de su desalmado verdugo.

Casos  y cosas como estas se ven todos los días y las gente las dice o las hace sin darse cuenta, porque son parte de la cotidianidad. De este entorno han surgido personajes como El Pipelòn, un alcalde suigéneris, muerto en Sincelejo o Enilce López, apodada “La Gata”, que de aprendiz de bruja, y luego de ser un magnate del chance, terminó por rendir a sus pies a políticos, desde candidatos presidenciales hasta el más precario concejal de Juan Arias, el corregimiento más próximo a Magangué. Hoy tiene casa por cárcel.

Siendo el verdadero “Macondo”, con vestigios  humanos y arquitectónicos de la obra de Gabo, como la casona grande donde mataron a Santiago Nassar y el Castillo en que vivió el nobel mientras estuvo allí recuperándose de un resfriado, a sus diecisiete años, este país de las aguas, como lo califica el escritor Isidro Álvarez,   nativos de este puerto de invierno  varado en el verano, apenas empiezan sacarle provecho a esa herencia mágica, para algunos exagerada. Para ellos las historias y la corrupción son tan normales como convivir con el agua a la cintura.  Por más de 25 años, este Municipio, donde el analfabetismo alcanza el 45 por ciento, ha estado bajo el influjo de las castas políticas más cuestionadas del departamento. De la hegemonía de Álvaro García Romero- quien paga una condena de 40 años- el municipio pasó a la regencia de Enilce López a través de sus amigos.  Sus niveles de atraso son demasiado visibles en medio de una cultura del disfrute que pronto hace olvidar a nativos y visitantes de que pueden estar en peligro. El ambiente seduce  como un sedante que pronto embebe al actor. El visitante nuevo al llegar siente un zumbido en sus oídos y las mujeres lo miran de frente, entonces deciden si se queda para siempre o se va, rendido, embrujado en sus brebajes de amor y pena.

Más que sufrimiento, las continuas inundaciones, que se precipitan- puntuales, dos veces al año- se convierten en un jolgorio popular. Los niños dejan de ir a las escuelas, las canoas en las calles son estampas del folclor y los políticos empiezan a hacer su agosto con los mercaditos.  A las largas filas que hacen “Las familias bajo el sol”, como se les dice a los subsidios de Familias en Acción, se suma el “mercaditodependentismo”, manejado por políticos sin escrúpulos. Los programas han creado “sinverguenzura” en muchas personas que se quedan de brazos cruzados en espera de que vuelva a  llover y se desborde el río. En Sucre es muy difícil conseguir una mujer para trabajar en oficios domésticos, pues con el subsidio de Familias en Acción se quedan en casa. Los subsidios por hijo parido ha estimulado la procreación familiar. Entre más hijos más subsidios. A ello se  le suma que el Gobierno no ha podido depurar la lista de las personas en situación de desplazamiento. Solo  este año se les han ideado el censo electoral para saber exactamente el lugar de residencia de los posibles beneficiados. El espulgue no ha sido total.

En Sucre, a raíz de la ola invernal 2010- 2011, se activaron recursos por 64 mil millones de pesos para reparar infraestructura y 22 mi millones para mercaditos.  Pueblos enteros siguen incomunicados y las obras retardadas, como en el caso del puente que comunica a Sincelejo con el balneario de Tolú, tumbado por un aguacero el 13 de diciembre de 2010, aún sin terminar. Invias invierte allí cerca de 7 mil millones de pesos. Sin embargo, el rosario de obras inconclusas y otras fantasmas, que se pagaron y no se hicieron, figuran en Sucre- Sucre, donde se han desembolsado en un ciento por ciento y todavía no comienzan.

Según Nicolás Vega Lastre, de la Oficina de Prevención y Atención de desastres de la Gobernación de Sucre, se lograron entregar 22 mil mercaditos a igual número de familias. Algunos veedores dijeron que hasta de La Guajira llegaron a Sucre personas a reclamar estos alivios.  Mercaditos por la ola invernal, apoyos por desplazamiento y subsidios de Familias en Acción, han pauperizado al sucreño.

De  despensa agrícola de la Nación, como se pregona el potencial de la Mojana, con más de 500 mil hectáreas de las que pueden ser las tierras más fértiles del mundo, con grandes trapiches y cañaduzales, con los ganados mas gordos de la zona, en las inundaciones las comunidades se cruzan de brazo, mientras llegan las chalupas con los mercaditos. Esto  ha originado un modo de vida de dependencia y del alivio al que se han acostumbrado. La posibilidad de una solución definitiva a esta “tragedia”  es un sueño inacabado. La gente, se acostumbró a eso. Los momentos de verano, en que el río Mojana languidece, convirtiéndose en un arroyito que se puede atravesar con los pantalones remangados a la rodilla, son aprovechados para pasear a través de caminos polvorientos, en medio de nubes volátiles que pringan la selva de amarillo. Es el tiempo de la corraleja, una actividad muy arraigada en la zona, cuyo colorido se vive en tardes tan cortas que se van como un suspiro.

Sin embargo, las corralejas se habían ido del casco municipal, un pueblo donde todo está viejo, edificios en ruina rodeados por caños, hasta que un candidato prometió su regreso. No tuvo la necesidad de proponer otra cosa. Eso le bastó para ganar. Volvió el jolgorio de verano y  las tardes se alcanforaron en una exalación

Sucre, este Macondo feliz, un pueblo que se quedó anclado en el siglo XIX, ubicado a cuatro horas en chalupa, subiendo los ríos Magdalena, Cauca y Mojana, desde Magangué,  aparece en el reparto de las regalías que no han sido eficientes. Según el  reporte oficial, para controlar las inundaciones, se aprobaron cerca de 11 mil millones de pesos hace dos años, de los que todavía no se gira la mitad. Hace más de 60 meses que no se mueven esas cuentas. El agua se llevó los vestigios de la siembra de árboles, la  construcción de jarillones y demás obras. ¿Dónde están los responsables? Se han construido puentes que no tienen enlaces con carreteras. Quedaron como postales en la manigua, al lado de maquinas amarillas que se tragó el lodo. Los puentes de tabla son parapetos o mofas a la modernidad.

Sin percatarse de esa situación anormal, la actual administración departamental, en cabeza de Julio Cesar Guerra Tulena, cuyo discurso de ocho años se basó en atacar los 25 años de corrupciones de sus antecesores, está empeñado en voltear el mapa político de Sucre a su favor. La Ocad regional acaba de aprobar en Cartagena, sin ningún tipo de observación, los 28 proyectos que presentó el mandatario, por más de 50 mil millones de pesos. El  proyecto más ambicioso es el de la construcción  de un centro cultural en homenaje a Gabo, cuyos personajes se siguen sentando en las bancas del parque, llueva, truene o relampagueé. Allí todo el  pueblo sabe que ese centro va  a quedar en medio de las aguas apenas truene en el Corcovao, un cerro que parece vigilarlos  desde que el mundo es mundo y al que se le atribuyen  poderes  atmosféricos. En este centro, quizás un  elefante entre las aguas, se piensan invertir más de 6 mil millones de pesos.

La pregunta que se hace Obman Campo Bueno, el veedor de la comunidad es: Pese al innegable espacio macondiano del pueblo donde Gabo fue feliz e indocumentado ¿Es mas importante construir este centro  que controlar las inundaciones? Para prevenir las inundaciones, mediante un cercado al pueblo, se contrataron obras por 11 mil millones de pesos y se hicieron puentes sin carreteras que son verdaderos elefantes blancos. Los anticipos se perdieron. Alzar al pueblo no lo protege de las aguas, que siempre buscan su viejo cauce.

Para salvaguardar las tierras Mojaneras, en el año 2006 se iniciaron las obras de un Dique Seco, comenzando desde Antioquia, bajo la guía del Ministro Andrés Uriel Gallego.  Allí se invirtieron 210 mil millones de pesos , que no sirvieron, porque el río abrió dos bocas, una en Santa Anita, y otra más abajo, que estuvo a punto de llevarse en andas al Gobernador de Sucre, Jorge Barraza, cuando inspeccionaba las obras.

La Procuraduría acaba de pronunciarse apenas en esta semana, abriendo pliego de cargos contra los actores, quienes fueron negligentes al no acoger las recomendaciones de un estudio del Gobierno Holandés y de la Universidad Nacional.

Cabe destacar, que La Mojama, con más de 400 estudios, se convierte en la zona de Colombia más estudiada en todos los tiempos. Hace tres años, el Plan Mundial de Alimentación y la FAO, aprobaron un millón de dólares para “hacer un estudio de los estudios”.

Mientras la gente espera que venga la otra creciente para zambullirse tras los mercaditos, en Sincelejo la gente hace inmensas colas bajo un inclemente sol en procura de los subsidios de “familias bajo el sol”, como se le ha bautizado al programa asistencialista Familias en Acción.

 

 

II PARTE.

 

LO QUE VIERON SUS OJOS EN 104 AÑOS DE VIDA.

 

 

Gilberto Fierro murió en el corregimiento de Nariño  a los 104 años sin conocer qué  es una EPS. Eso lo salvó de morir antes, dice su nieto, José Luis Fierro, el hijo más aventajado de sus ocho hijos,   porque la gente de esta región, donde los médicos han tenido que hacer operaciones para sustraer animales del estómago de algunos pacientes atacados de brujería y espantos, hasta hace poco tuvieron el privilegio de comer sano. Todavía no habían empezado a contaminarse los peces a través del mercurio que vierten a los ríos las mineras en el Sur de Antioquia, el vecino más difícil de la Mojana de Gabo, las tierras más ricas del mundo. Son depresiones, verdaderos aluviones, con más de diez metros de humus natural, producto de la sedimentación natural de los ríos y ciénagas, en más de 500 mil hectáreas que se paren solas. Algo así como El Nilo colombiano. Es una depresión que se hunde varios milímetros cada año.

Por este Nariño, uno de los trece corregimientos de la región del Panceguita,  mina narrativa de Gabriel García Márquez- a nueve kilómetros  de la cabecera Municipal- comenzó la mágica historia de la región, hoy convertida en un nido de la corrupción, con miles de millones de pesos tragados por las aguas corruptas y obras fantasmas que superan la imaginación del escritor. Se habla de 1780 como la fecha clave de su fundación por colonos europeos que trajeron la multiplicidad de razas que confluyeron en ese tejido de cosas que parecen tener en el Palacio de Gabo, la figura arquitectónica exacta, como impronta, de lo que pasó con esta sociedad.  Solo el caso de la torre de David, en Caracas, pudiera superar esta historia. Se trata de una casa grande habitada por fantasmas que algunos quieren revivir en medio de las inundaciones cíclicas del caño Mojana, con recursos de regalías, cuando los dineros  para construir un anillo protector, se perdieron. Parece un monumento digno de una película de olvidos.  De once mil millones de pesos, solo se aplicaron en el papel un 30 por ciento y la obra aparece entre la lista de alerta en el sistema de Planeación Nacional. Sin esta obra, cualquiera otra que se haga, se hundirá en las aguas historiales de un pueblo mágico.

Nariño, que no tiene nada que ver con el departamento del mismo nombre, con 210 casas, es el único corregimiento de la zona que no hace fiestas de corralejas, unas celebraciones pagano religiosas en la que los ricos  tiran dulces y billetes para que sus toros cruzados maten a la gente incauta que se metía y se mete a divertirse después de santiguarse con un trago de ron caña. Por esos caminos, que fueron estratégicos para unir al Caribe con el interior del país, cruzó el general Simón Bolívar en sus vientos libertarios. Sucre fue epicentro de grandes riquezas agropecuarias. Allí se asentaron, desde 1920 italianos como los Gentile, Franceses como los Luazo, Portugueses como los Sampayo, españoles como Los Sajona y Martínez  y Siriolibaneses como los Cure, Assid y Hanna,  quienes atraviesan las crónicas de Gabo, escritor que no lo dijo todo, porque la mayoría de los cuentos quedaron enredados en la punta de la lengua de sus habitantes , atravesando la sociedad de boca en boca y algunos fueron a parar al Canadá, en la historia del testigo excepcional  de la parapolítica, Jairo Peralta Castillo, más conocido como El Pitirry, quien tiene en la cárcel a la mitad de los políticos del Departamento de Sucre.  Los asentamientos europeos tuvieron un fuerte arraigo religioso, amparados en el liderazgo de la iglesia católica, a través de las misiones de “La Casa de Oviedo”, privilegio que se cayó en los  gobiernos del Frente Nacional, especialmente en el de Carlos Lleras Restrepo, lo que pudo haber marcado los derroteros de estas tierras.  Uno de los personajes trastocados poéticamente en la obra de Gabo es la del cura Nicefro Ortega, quien en 31 años de mando, hizo de todo: fijaba límites a las tierras cuando todos querían tener acceso a las aguas de las ciénagas en los largos veranos, hacia  reformas agrarias y era a la vez autoridad educativa. Igual el padre José De Gabaldà, quien en 1936, para evitar una mortandad mayor por estancamiento de aguas contaminadas, ordenó abrir una boca del rio Cauca (Boca del Cura) y desde entonces las aguas han sido incontrolables. Así se volvió esta sociedad,  cuyos ricos, descendientes del viejo mundo, cuyos hijos estudiaban en Londres, Paris o Madrid, empezaron a irse en la medida en que las aguas empezaron acabar con los cañadulzales y las grandes ganaderías y un día se convirtieron en tierra de nadie. Uno de esos privilegiados, fue el estudiante de religión, el maestro Manuel Palencia, quien al retirarse del sacerdocio, regresó de Europa con suficientes conocimientos musicales como para crear las primeras bandas de vientos en Caimito. Fue uno de los primeros maestro del porro, ritmo emblemático de la región. Así como la iglesia de Sucre es una imitación de catedral de Colonia ( España), según Luis Lozano y Lozano, extraída de la época del general Franco, el porro fue un engendro religioso que hizo tránsito a lo mundano en las corralejas.  Construir una casa grande en Sucre era tener un sentido feudal.  El pueblo que despertó la curiosidad del joven a Gabito . Había sido inspirado en la antigua Venecia. De ello quedaron cuatro puentes levadizos y ahora que atraviesan los caños de aguas fétidas y después del despelote, puentes sin conexión con carretera alguna. Ha sido como la entronización de la cultura mediterránea en el pantano o el inepto vulgo que viven en lodazales, remataria el poeta. Barranquilla, de donde llegaban barcazas atraídas por la bonanza, sería el punto de salida donde empezaron a instalarse los niños ricos, cuando el río se salió de madre y llegaron alcaldes como “Pipelòn”, un hombre folclórico, hecho en la calle del crimen de Barranquilla, criado en la baja estofa del comercio de aquella urbe carnavalera, quien prometió el retorno de la corraleja al casco urbano y ganó. Pero el tiempo no le alcanzó, pues ya el Municipio empezaba a caer en las mafias de la contratación y fue muerto a tiros frente al hotel  en el que se hospedaba en Sincelejo. Después cayeron dos más.  “Ya no los mataban por colores políticos, sino por dinero”, dice Obsman Campo, veedor de la comunidad.

Se metió el agua, se acabaron los cañaduzales, se fueron los ricos. Las inundaciones cíclicas, con más de 400 estudios, se convirtieron en la gallinita de los huevos de oro de la nueva sociedad élite, tanto de políticos locales como nacionales, que pescaban en las aguas revueltas de la taruya y tuvieron en el analfabetismo de los nativos un aliado poderoso. A ello se sumó la tenencia de la tierra, en manos de los sabaneros de tierra firme, que fueron colonizando las ciénagas con sus ganados. Los nativos se limitaron a pocas porciones donde afincar patios menores.  Las obras de un gran dique seco por un valor superior a 200 mil millones de pesos, que arrancaron en Antioquia en la gestión de Uriel Andrés Gallego , a la postre sempiterno Ministro de obras de  Álvaro Uribe, estuvieron a punto de llevarse en andas al Gobernador de Sucre, Jorge Barraza Farak, poco antes de salir del cargo, cuando a mediados de 2010  fue a inspeccionarlas. El muro en que estaba parado se  abrió a sus pies. Era la tercera vez que la naturaleza se quejaba por el mal uso de las regalías.  Ya en Sincelejo un museo se había llovido el día que fue inaugurado y unos relámpagos de verano habían anunciado la mortandad por el uso de esos  recursos. Y en Coveñas, un trueno seco, precedido de un ventarrón que tiró platos y manteles, terminó abruptamente la sesión conjunta de cámara y senado donde  se aprobó la ley de regalías, que al Golfo de Morrosquillo llevó sangre y miseria.

José Luis Fierro, un hijo ilustre, nieto de Gilberto ( el  hombre que murió a los 104 años), forjado intelectualmente en Cundinamarca, hoy uno de los tres veedores que se atreven a poner el dedo en la llaga, se salvó de morir porque el día que lo iban a matar se le dañó el televisor y se había ido a terminar de ver las noticias donde el vecino. Cuando llegaron los sicarios no estaba.  Había aspirado a la Alcaldía en oposición a quienes detentaban el poder hacia 25 años. Jairo Peralta Castillo, El Pitirrry usa su nombre en las declaraciones ante la Fiscalía.

Fierro y Obman Campo Bueno, se han dedicado a vigilar las inversiones en este alejado pueblo del Caribe, pero antes de señalar las irregularidades, han querido contextualizar la información para poder entender lo que pasa.

  • ¿Por qué un pueblo tan pujante en el pasado, que llegó a sembrar mil hectáreas de caña dulce y que fue epicentro de la historia, hoy está tan atrasado?

No hay vías. No hay gente preparada para presentar un proyecto. En el Panceguita habitan 9.500 almas, de las cuales 4.500 no tienen servicio de agua potable. El sistema de energía es irregular.  Ningún pueblo tiene servicios del antiguo Telecom ( Hoy Movistar) pues recogieron todos sus trastos. Los celulares son la moda y la señal no entra en todo el territorio.  Aquí llegó hace quince años la firma Petrosismic, que halló gas. En la etapa exploratoria han entregado ayudas a las comunidades afectadas por el impacto ambiental y en las actividades de socialización  ayudaron a 1200 niños. En el corregimiento de “Paso de La Mantequera”, de 22 casas,  construyeron un parque recreativo y  una escuela, pero no hay profesores que dicten las clases. Algunos corregimientos, para superar la falta de energía que a su vez afecta los acueductos, pidieron plantas eléctricas.

La parte occidente, la más alta, de relieve montañoso, hacia los lados de Antioquia, se llama “La Guaripa”- también recreada en la obra de Gabo- está conformada por nueve corregimientos de corte macondianos, dignos de una película. Son casas grandes y veraneras, con tierras tan fértiles que jamás les hace falta el agua, pese a los largos veranos de esta época. Todas estas áreas primero sufrieron por los atropellos de la guerrilla y después por los paramilitares. El caso más llamativo ocurrió en “Isla del Coco”, un pueblito minúsculo y pinturero que parece flotar entre las ciénagas, de 120 casas dispersas en tres callejuelas que necesariamente terminan en las aguas. Un día llegaron los paramilitares y  les dieron 24 horas a los 500 habitantes para que desalojaran las casas. No les dio tiempo de recoger nada. Sólo quedaron los perros.  La mayoría se refugiaron en Santiago Apóstol, en el Municipio vecino de San Benito Abad y otros se regaron por la llanura anegadiza. Pero no aguantaron la tragedia, pues después de tres días, la visita hiede en cualquier parte. El hambre duele y no tiene amigos. Cuando regresaron, como en un acto de la mejor película del mundo, los perros salieron a recibirlos con un llantito de felicidad. El perro nunca olvida a su amo. Parece que al jefe paramilitar de una de las fincas vecinas le gustaban los animales, y en los tres meses que estuvieron errantes, los alimentaba.

Fierro supo que ante la violencia humana, el amor a los animales se había impuesto.

Precisamente, en estos corregimientos olvidados, que aparecen  reiteradamente en la obra de Gabo y muchos de ellos fueron enseñados en la geografía violenta del país a punta de plomo (Tres de los Alcaldes de Sucre- Sucre fueron asesinados en diez años y en Guaranda en esta administración van 15 muertos) están puestos los ojos de las autoridades, por el embolate de  mil 200 millones de pesos, amén de un rosario de obras inconclusas proyectadas con recursos de regalías , puentes sin ríos y anuncios de obras aprovechando la imagen de Gabriel García Márquez, como una casa cultural entre las aguas, por más de seis mil millones de pesos. La mayoría de las obras denunciadas se hicieron con motivo de la ola invernal que afectó a gran parte del territorio nacional, especialmente en La Mojana de Gabo, cuyo epicentro fraudulento es Sucre -Sucre, entre 2010 y 2011.

Todo parece indicar que en la adjudicación de las obras, influyó la visita del presidente Juan Manuel Santos a La Mojana, apenas el 8 de agosto de 2010, un día después de su posesión.

Santos declaró en la prensa que el peor día de su vida como presidente había sido ese 8 de agosto. No lloró de macho, al ver la pobreza en que se debate esa gente, sin agua, sin carreteras, sin dirigentes que puedan trazar un proyecto.

El presidente les prometió ayuda y en eso se basó el Invias para aprobar un proyecto, cuyos dineros ya fueron desembolsados en su totalidad, pero las obras apenas van a comenzar. De  2.266. millones aprobados solo aparece la mitad, porque el primer adelanto del 50 por ciento no aparece.

Según una carta enviada a la dirección nacional de Invias por varios ciudadanos “nos sorprende que el segundo desembolso se haya hecho sin mediar para ello soporte técnico”.

Ellos piden pronunciamiento de Invias “pues no estamos dispuestos a mantenernos pasivos ante este grotesco atropello a las finanzas del Estado”.

El objeto del contrato es el mejoramiento y mantenimiento de las vías Boca de Higuerones-Paso Mantequera y Pajonal- Montería del Municipio de Sucre, suscritor entre el Instituto Nacional de Vías y el Municipio de Sucre, por valor de $ 2.266.140.222.oo, cuyo plazo era hasta el  31 de diciembre de  2011.

OBRAS PARALIAZAS EN EL VERANO.

Antes de que llegara el nuevo sistema de regalías, las obras pasaban de largo en los papeles, pues era una especie de cadena, pero no se veían por ninguna parte. Eran como árboles que se llevaba la próxima creciente.  Hoy todo está atascado como en el país, pues con el nuevo sistema, no se ha aplicado un solo peso.

“La gente se acostumbró al viejo sistema y hora que no hay control no saben cómo hacerlo, no hay funcionarios preparados para manejar técnicamente los proyectos, dice Obman Campo Bueno, quien ha sido amenazado de muerte mediante panfletos. Este veedor ha utilizado las bondades del internet para mostrar la situación, pues pocas veces la prensa comercial publica sus denuncias.

Según el Análisis de los veedores, a la puja por la tierra y el poder, se han dado situaciones que no fueron tocadas por la pluma de Gabriel García Márquez, como la irrupción en el pueblo del cura Emil Cueto, de ideología centro-izquierda, quien se oponía a las corralejas como sistema feudal de explotación, quien fue concientizando a la gente, hasta que llegó un gobernador oriundo de la región y los hizo trasladar.

Lo que no contó Gabo en sus crónicas fue la historia de los Matta, también de ascendencia extranjera, emparentado con dirigentes de la época. Estas familias poderosas, eran dueñas del Cine Sucre. Tenían varias industrias. Lanzaban  dulces y platas en las corralejas donde jugaban sus propios toros. Si  el peón maltrataba al toro, eran obligados a trabajar en sus fincas para pagar la afrenta, limpiando pajas u ordeñando.

Uno de los afectados, campesino humilde, fue donde el patrón a reclamarle y éste le pegó varios tiros. El hijo del sacrificado campesino, quien había pagado el servicio militar, hizo un rodeo a la finca, mientras el asesino le disparaba. Cuando agotó su munición el dolorido muchacho le arremetió con su machete, haciéndolo pedazos.

CODA. Muchos años después, Sucre no es muy diferente. Las inversiones en La Mojana desde 2018 fueron de 3.3 billones de pesos y aún no se cierra Cara e Gato.

 

 

 

Alfonso Hamburger

Celebro la Gaita por que es el principio de la música.

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