Por: Eduardo Pertuz.
Las haciendas en el México colonial y hasta principios del siglo XX cumplieron un importante papel en la economía de la región, en ellas se desarrollaron actividades ganaderas como la cría de vacas, cerdos, borregos y gallinas entre otros; además cultivos de Maguey para la preparación del Pulque, bebida sagrada ancestral; nopales, y milpas donde se cultivaba principalmente el maíz, los chiles, el tomate, los frijoles, etc. Todos estos productos de las haciendas abastecían a los poblados del país. Con este sistema latifundista se cometieron muchos abusos, los trabajadores eran analfabetas y en la propia “tienda de rayas” de la hacienda, llamada así porque no sabían firmar, solo una raya, el hacendado recuperaba el suelo pagado a ellos, vendiéndoles lo indispensable para sobrevivir. No fue sino hasta principios del siglo XX con la Revolución Mexicana de 1910, y sus reformas a la ley donde todo este sistema injusto cambió.
Independiente de todo, la vida en las haciendas contribuyó a preservar muchas tradiciones y costumbres mexicanas hasta nuestros días, como la música ranchera, las charrerías y la gastronomía. En ellas se realizaron grandes películas del cine mexicano.
Nuestra Hacienda Santa Bárbara, data entre del siglo XVII y XIX, ubicada a los pies del volcán La Malinche, contaba con 5.000 hectáreas, hoy es un Hotel- Boutique donde se puede disfrutar de sus agradables espacios y su exquisita gastronomía orgánica. A este lugar, lo caracteriza su silencio, alejada de toda urbe; sus noches estrelladas son heladas. De hermosa arquitectura, dan la sensación de estar en un castillo medieval; sus luces amarillas en los pasillos y rincones llenos de historias, luz y sombras a su vez. La hacienda es llamada así, en honor a Santa Bárbara, aquella bella mujer turca del siglo III, quien fue encerrada en una torre del castillo por su padre, Dióscoro; quien luego la asesinó por convertirse al cristianismo, la torre del cautiverio, tenía tres ventanas; esta historia recuerda lo ocurrido en Colombia, en la icónica Iglesia de Santa Bárbara, en la ciudad de Mompox.
La capilla en la hacienda Santa Bárbara es imponente, de estilo barroco y su decoración es un sincretismo entre el cristianismo y las deidades prehispánicas, como el ángel alado con cara aborigen, desde su azotea se puede apreciar el bello paisaje del Valle de México, los volcanes La Malinche, Iztaccíhuatl y Popocatépetl, y la torreta de la hacienda en alusión a la santa Bárbara.
Cuatro enormes perros alegres y juguetones allí te reciben, el botas, el rabo seco, bandido y bigotes; insustituibles guías para conocer todos los recovecos de la hacienda y sus alrededores. La experiencia fue única y maravillosa, gracias una vez más, México Lindo y Querido.