Por Alfonso Hamburger.
Lisandro Meza Márquez era la máxima expresión del sentir sabanero, algo que va más allá de la manera de bailar el porro, ceñirse el sombrero Zenú o calzar las abarcas tres puntadas . Es un sentimiento indescifrable. Es un amor casi con dolor por la exuberante sabana. Landero también lo era, como Pemeca o Felipe Paternina, pero a Lisandro se le desbordaba con solo pulsar un botón del acordeón, con una nota acompasada, sin echar a correr la música, sin fallar puntada. Según el doctor Roberto Samur, un pensador respetuoso, su máxima expresión de lo sabanero se le da en el tema El Saludo. Yo estoy de acuerdo, pero le encimo a María Almanza y a Morenita del Sinú y en la cumbre del sentimiento navideño Diciembre 24, un tema compuesto en 1967, donde se anticipa a ese ambiente de nostalgia, especialmente para quien está ausente.
El Saludo, con el que participa en el festival vallenato en 1969- no dirigido a Rafael Escalona – y lo presenta como son- una gran virtud para adaptar los bajos – es su nota más sabanera, que no sólo la expresa en la nota acompasada- sin correr, repito – sino que lo ratifica en el inicio del tema » Esta es la música sabanera de Lisandro Meza», o sea, no vallenata, cuando estaba en su máxima calentura el reino sin corona y la pugna de dos escuelas. La cuestión es de estilo.
Y para asegurar su autoría, como era usual » Y también te manda un sal6Lidandro Meza». Era una manera de proteger el derecho de autor.
Y en la mitad de la canción , como para que no quede duda, Lisandro dice: «Pemeca, oye la nota del sabanero», y se va en notas largas y repetidas, quizás del barroco. , nada de picadito corto, como un retruecano de letras nfinitas.
En flamenco de Andrés Landero- para mi- y Ojos Indios de Alfredo Gutiérrez, definen el estilo sabanero y El Saludo de Lisandro, lo apuntala. Sin desconocer La Hamaca Grande, con visos de porro, El mochuelo- una canción extraterrestre según Rosendo Romero – El Troyano de Juan Severiche , en aire de merengue y el guayabo de la ye,del cabo Herrán, en porro, subyugado en el estilo Limeza. Allí tenemos donde escoger para definir los estilos. Son quizás las diferencias que nos unen con el vallenato.
La Unesco está interesada en que las culturas locales sean protegidas ante la avalancha de culturas más fuertes, de modo que el mejor homenaje a Lisandro es divulgar su obra sabanera y estudiarla.
Había una unidad secreta entre juglares como Calixto Ochoa, Lisandro Meza y Alfredo Gutiérrez, que son los más expresivos en este sentimiento, que adoptó Pemeca como divulgador y Adolfo Pacheco, quien le pone la nota academica y teje una hamaca grande para meterlos a todos en su vientre.
Lo sabanero es preponderante. Es una palabra que aparece en los cronistas de indias en 1.638 por San Benito Abad. Y es a través de las músicas nuestras que toma realce, lástima que gran parte de las instituciones que llevaban esa palabra, cayeron en descrédito.
En todas las partes del trópico hay sabanas y se da esa vegetación a cierto nivel de altura, pero es acá en las sábanas del viejo Bolívar grande, escuchen la canción Arturo García de Lucho Bermúdez, donde mejor se define el sabanero, pero eso no pone limite al Atlántico, que también es sabana. Y en el Sincelejano, se vuelve parroquial.
Las sábanas de Bogotá y las del Diluvio de Don Tobías Pumarejo existen, pero ninguna como la nuestra.
Hasta Leandro Díaz usa la sabana para que Matilde Lina la ponga a sonreír., pero han sido estos trovadores quienes más han señalado está condición del sentir sabanero, como Landero sentía la montaña,aún en medio de la sábana, que también se da en las laderas del cerro de Maco.
Es un tema poco estudiado, pero que merece tenerse en cuenta.
Por el momento, mientras reposa Lisandro, escuche El Saludo y palpe las diferencias que nos unen.
Sincelejo, Dic 24 de 2023.
En una presentación en la que yo estaba de espectador,le oí decir a Daniel Celedón que la inspiración del vallenato era la Sabana.