Kanaan Harb Mattar y Faride Feris, unidos por amor al Libano.
EL AMOR EN TIEMPOS DE GUERRA
Por Alfonso Hmburger
La diputada Faride Feris de Harb, encontró el amor de su vida en su primer viaje a El Libano y se casó en Lyblos, en una iglesia construida por los fenicios dos mil años antes de Jesucristo. Su historia es como la de muchos descendientes árabes que añoran volver a la tierra que vio nacer a sus antepasados.
Ya lo dijimos en una de estas crónicas de domingo. Aquellos descendientes árabes que llegaban a las costas argentinas y sentían como se iban muriendo en la medida en que el barco que los había traído se alejaba de la playa, jamás perdieron la esperanza de volver algún día a la tierra que los vio nacer.
Muchos murieron sin cumplir el deseo del retorno. Otros lo lograron a través de sus hijos, de sus sobrinos, de sus nietos.
“Yo siempre tuve la ilusión de conocer el pueblo donde nacieron mis padres”, dice Faride Feris de Harb, quien encontró en aquel viaje el amor de su vida Kanaan Harb Mattar, entonces estudiante de filosofía y letras, con quien se casó en El Libano, el 8 de diciembre de 1966.
La historia se torna más interesante cuando se narra que Faride, nacida en las orillas del Caño Aguas Prietas (Punta de Yanes), en Lorica (Córdoba) y Kanaan, nacido en Libus, la ciudad más antigua de El Libano, contrajeron matrimonio en una iglesia de piedra, construida por los Fenicios dos mil años antes de Jesucristo.
Historia vieja
La historia se inicia en 1928 con la llegada a Colombia por el puerto Cartagena de Don Antonio Feris Guerra, quien como muchos libaneses huía de la guerra despiadada que sacudía esas tierras árabes.
Don Antonio se matrimonia con Isabel Ajuelly, también de ascendencia árabe, como era antes, pues estas colonias conformaban los denominados clubes Colombo-Libaneses, donde nacían los romances. Por ello se casaban con frecuencia entre ellos mismos. Después, con la desaparición de muchos de estos clubes y la socialización con otros grupos, empezaron los cruzamientos.
El matrimonio Feris Ajuelly se estableció en la orilla del caño de Aguas Prietas, en Lorica, donde se dedicaron al comercio y a la cría del ganado, logrando amasar una considerable fortuna. Allí nacieron nueve vástagos, entre ellos Salomón (creador de Repauto en Sincelejo, padre del actual representante a la cámara, Jorge Luis Feris Chadid), José, Santiago, William, Asaad (el Turco “Asa”, famoso criador de gallos Y folclorista, a quien Calixto Ochoa incluyó con Manuel Lora en el tema Los Gavilanes). Fueron por todos cinco hombres y cuatro mujeres, entre ellas Faride, quien recuerda aquella estancia de Punta de Yanes con mucha nostalgia, pues sus padres lograron conformar una relación muy fraternal con “los indios” de la región. La vivienda, a la orilla del caño, estaba decorada con las artesanías autóctonas. De esos personajes recuerda a Armelina y a El Kaiser, una pareja de indígenas que la mimaban mucho.
Los árabes que llegaban a la región prosperaban por muchas razones. El Libano territorialmente no es más grande que Sucre, pero con la diferencia de que allá un terrateniente era aquel que tenía cinco hectáreas, lo que los hacía muy metódicos y prácticos, de modo que al llegar acá y no poder abarcar las tierras baldías con una sola mirada, les abría la imaginación. Era como conquistar un mundo ancho, que se les abría ante sus ojos soñadores. Había mucho por hacer. Y tierras agradecidas para sembrar.
“yo creo que la cualidad más grande de los Libaneses es la hospitalidad”, dice Faride, tratando de comparar las dos culturas.
Allá, dice, si una familia tenía cinco hijos y cinco hectáreas de tierra, el trabajo era parejo, le correspondía una hectárea a cada uno, Kanaan y sus hermanos tenían cinco hectáreas de frutales y de eso vivían. ¡Y eran terratenientes!
De modo que al llegar a Colombia, al encontrar una tierra virgen, amplia y generosa, para expandir su don de trabajo, estas familias desarrollaron un inmenso potencial. Llegaban con pocas cosas para iniciar y se fueron labrando grandes fortunas.
Don Antonio tenía la virtud de ser un buen criador de ganado. Hablaba el español en tono extranjero, pero se conocía la geografía nacional como la palma de sus manos, y en especial los caminos reales de Córdoba y Sucre.
Con el crecimiento de la familia y la necesidad de buscar una ciudad en la que hubiera más posibilidades educativas, los Feris Ajuelly se radican en Sincelejo.
“El amor y el entendimiento no está en el tiempo”, dice Faride Feris de Harb, quien halló su media naranja en un viaje a la tierra de sus padres.
Al principio no fue fácil penetrar en la rancia ciudad Sincelejana y vivieron en varios puntos de la ciudad, que hoy Faride recuerda con aprecio. Algunos de ellos son dignos de conservar, de restaurar.
Faride realiza todos sus estudios en La Escuela Nuestra Señora de las Mercedes.
Al terminar su bachillerato viaja a Bogotá, donde se hace profesional de la bacteriología en la Universidad Javeriana, pero su deseo era especializarse y logra matricularse en el Colegio de Médicos, en Estados Unidos, donde ganó una beca y más tarde logra la visa de residente. Allá siendo soltera, vivió cinco años.
El viaje soñado
En Estados Unidos, soltera, profesional y con ganas de conquistar el mundo, a Faride se le da la oportunidad de viajar al Libano, a cumplir su sueño, con una pareja amiga y así reencontrarse con sus antepasados; y sobre todo, conocer la ciudad donde habían nacido sus padres. Fue un viaje maravilloso, con escalas en París y otras ciudades famosas que encontró a su paso.
Allá la recibieron algunos familiares.
Enamorada de Sucre y de sus costumbres, Faride llevó en su mochila porros, cumbias y fandango; y en su maleta los atuendos típicos que se ponía como integrante de las comparsas que animaban las fiestas del 20 de enero. Su corazón rebosaba de contento.
La noche de presentación en sociedad ante sus antiguos paisanos ella ordenó apagar las luces, prendieron las velas, colocaron las cumbias, los porros y los fandangos. Todos bailaron con ella, menos un rubio buen mozo, que estuvo distante en la celebración Caribe. Era Kanaan Harb Mattar. Pero menos demoró la indiferencia que la necesidad de comunicarse. A ambos les interesó el lenguaje de cada quien. A Faride le interesaba el árabe y a Kanaan el español. El también dominaba el francés y allí, entre clase y clase, viajes a sitios históricos, visitas a familiares, se fueron flechando, hasta terminar casados en una iglesia de piedra a los siete meses de romance.
Se vinieron a Sincelejo.
Una vez matrimoniados, la pareja se vino a Colombia.
Para Kanaan no fue fácil y daba la sensación de que no se amañaría. Las costumbres son totalmente diferentes.
En el Libano que Faride observó, las mujeres llevan una disciplina resaltante. Se levantaban temprano, eran hogareñas, trabajaban desde temprano en las tareas del hogar. Se preparaban para guardar comida para los largos inviernos. Tejían, amasaban el pan. Por la tarde se reunían a tertuliar y a jugar cartas. La tertulia allá tiene un alto sentido social y son vitales en el discurrir de la vida.
Kanaan empieza a negociar, siguiendo los pasos de su suegro, pero todo le sorprendía. Los calores lo agobiaban. Hablaba con mucho acento extranjero. Todavía tiene ese tono.
En alguna oportunidad dejó de comer varios días porque vio en el mercado como un carnicero golpeaba un perro con el mismo cuchillo que cortaba la carne. Las grandes extensiones de tierra sin explotar le parecían un desperdicio.
Pero el hombre se quedó en Colombia y para siempre, más aún cuando nacieron sus hijos: Ana Karina, Gina Isabel y Simón Antonio, hoy todos profesionales.
Después ha vuelto al Libano pocas veces, siendo la última hace cinco años, pero ya le es difícil amañarse allá. También bebió agua del Pozo de Majagual y esta tierra lo atrapó. Allá sólo pudo percibir el estrago de le guerra en los edificios reventados por una bomba, que todavía sigue, entre Israelitas y Musulmanes. El pueblo palestino ha sido masacrado inmisericordemente. Las colonias residentes acá oran por la paz y miran la guerra como algo absurdo.
Sincelejo
La casa es sencilla, pero cómoda, como un garaje que es como la puerta principal, que refresca la visita, en el tradicional barrio Ford. Si hubiera que escoger, lo mejor es el patio, fresco como un árbol de pera, cual emblema de navidad un 24 de diciembre, cargado de focos y regalos. Todo es sobrio en el corredor de estar, pero con gusto. En la pared hay cuadros del pintor primitivista Marcial Alegría, con el insistente tema de las corralejas. Una máquina Singer y un baúl viejo completan la escena. Los muebles de mimbre, adquiridos por la pareja hace más de 45 años en el almacén Beatriz, cuando iniciaban la sociedad conyugal, están intactos. El árbol de pera pone a prueba la fertilidad del patio encementado. Reemplaza al viejo palo de mango que hubo necesidad de cortar, porque los frutos crecían con tanto brío que eran capaz de matar a los tertuliantes de las tardes, cuando caían por la brisa que sopla de la Sierra Flor.
“Soy humilde, pero como toda mujer, a veces vanidosa”, dice Faride, quien se cuida de que su imagen en la prensa siempre sea buena. Es que a veces, con este periodismo que nos gastamos, en que todos los días surgen aparecidos, dan ganas de llorar con las bobadas que escriben o que hacen…”, dice, pero me pide que no le haga caso.
También conserva, comenta, mientras se cuida de que la cámara fotográfica no esté al alcance del periodista, que ha sido una gran devota de San Antonio y la Virgen de Fátima.
“No es que sea santera, pero me encantan las imágenes de los santos”, aclara, para decir que la imagen de San Antonio que posee desde hace 45 años tiene por lo menos 135 años, pues se la regaló la difunta Victoria Aljure, quien murió a los 85 años.
De San Antonio tiene varias anécdotas. Una de ellas es que es un santo que le gusta esconderse. Cuando quiere se pierde, especialmente cuando más lo necesitan, o sea, en la víspera de su onomástico, el 13 de junio, día en que acostumbra a celebrar con gran fervor, comen pan, toman vino. Delicioso. Un día San Antonio se perdió y lo encontraron escondido detrás de unos libros.
“Parece primitivo, pero dicen que este santo se esconde”, comenta.
Política
Faride se describe como una persona humilde, amante de las tradiciones y de la cultura. Trabajó como directora de Bellas Artes y, fue fundadora de Biblioteca Departamental, donde laboró sin cobrar sueldo durante diez años. Recuerda que trajo como invitado a Corrado Zuluaga, con quien realizó los primeros talleres de motivación a la lectura en Sucre.
En el libro “Así es Sucre”, que editó el Senado de la Republica, aparecen unas fotografías tomadas en la parte lacustre de su pequeña finca “Cacica Manara”, que en árabe significa “El Faro”. Una fotógrafa amiga las tomó una mañana que desayunaba papaya. Le encantan las bellezas de Sucre, las flores, los sabanales.
Ahora le es casi imposible disfrutar de ese faro, siente temor por la guerra del país y le duele tanto como la que sufre el Libano.
A la política llegó por accidente, a mediados de los años 80. Era tercera en la lista al Senado de José Name Teherán, quien la incluyó por amistad. A la muerte del segundo, le tocó asistir durante tres meses al Congreso. Después fue diputada de Sucre por una invitación de Julio Guerra Tulena. Y en este actual periodo, en el que repite curul, al aspirar en forma independiente, lo hizo como un reto.
“Yo en la vida me le he dedicado a la gente y no me he dedicado a mí, pero ya tengo ganas de dedicarme a escribir y a otras cosas con las que disfruto y que he tenido que aplazar”, dice.
Sin embargo, creo que si la política es servicio, como debe ser, sabe que dejará de ser política sólo el día que muera. Una de sus satisfacciones son sus hijos. “También son aficionados a servir, pero ninguno me ha comentado que quiera algún día aspirar a un cargo de elección”.
N de la R: Esta nota fue publicada oficialmente en el periódico El Meridiano de Sucre, en el año 2002. De modo que el lector debe ubicarse en las fechas y sacar algunas cuentas. Byblos es quizás la ciudad más antigua del mundo, ubicada 45 minutos al norte de Beirut y ha visto pasar todas las épocas de la humanidad, desde la edad de piedra.