Por Alfonso Hamburger
Miles de circunstancias sucedieron para que el gran Martín Elías Díaz muriera hace un año exacto, precisamente cuando no llevaba el cinturón de seguridad puesto- porque se iba cambiando la camisa- en una camioneta que viajaba a 158 .6 kilómetros por hora. Pero más allá de esas circunstancias que coincidieron en una especie de juego de ajedrez, hay una postura radical y polémica: al destacado hijo de Diomedes Díaz, lo mataron. Se trata de una guerra de brujos y chamanes.
Tal aseveración, algo como del extraño mundo del espiritismo, la hace un médico cartagenero con alto conocimiento del espiritismo y de la guerra espiritual que viven los hombres en la disputa de los espacios y tras la fama.
Nadie apuntó con un revólver para acabar con la vida de Martín Elías. A Martín, según el conocido médico, quien prefiere ocultar su nombre, lo mataron a través de brujería.
Según “El brujo”, en el mundo vallenato, como en otros gremios, se vive una guerra a muerte por el liderato. Recuerden que Alejo Durán no se tomaba una gaseosa si se la traían destapada. Temía que lo dañaran. En aquella época hubo un músico al que le dieron un veneno y murió defecando. Romancito Román, dicen que fue envenenado. La Muerte de Guillermo Buitrago, aún muy joven, quedó en duda para muchos. Gabriel Escorcia Gravinni, el de la Miseria Humana, murió de una enfermedad muy contagiosa y parte de su obra fue quemada.
En el caso de Martín Elías, se tejieron muchas circunstancias. Estaba en el pináculo de su carrera. Y eso genera envidia. Se arman guerras espirituales. La caseta de Coveñas, donde hizo su última presentación, no fue un éxito comercial. El trece de abril, por la tarde, cuando Edwin Moreno, presentador oficial, probó el sonido anunciando el Cartel( la nomina), fue callado. Se le impidió que dijera quiénes se iban a presentar. No había buen ambiente. Y en estos casos, los empresarios hacen cambios a última hora. Negocian con los artistas para que no se presenten o piden rebajas. A las once de la noche, Martín Elías aún estaba en Cartagena, en espera de la reconfirmación, pese a que era el artista principal, con Zuluaga y otros. Llamadas iban y venían de Cartagena a Coveñas. Al final, ya muy entrada la noche, Martín Elías acuerda con los empresarios rebajar once millones de pesos para presentarse. Tenían que viajar a millón para cumplir. Su última tanda comenzó casi de día, ya el viernes Santo 14 de abril, con el canto de los gallos. Ya el sol había asomado cuando aún seguía complaciendo a la escuálida y trasnochada concurrencia. Es el momento, en medio de las claras del día, en que aparece una mujer enigmática vestida de negro. La mujer irrumpe de pronto con un ramo de claveles rojos, se acerca a la tarima y se lo entrega al cantante. En el último video se alcanza a ver la mujer y los claveles, que el cantante reparte. Después ella se esfuma.
Esta mujer, según el mentalista, pudo haber sido el señuelo de la muerte, porque de allí en adelante suceden cosas que no se pudieron atajar. Hubo una serie de errores fatales. El artista se iba cambiando de ropas a la hora del accidente, en una camioneta, que según el estudio técnico iba a 158.6 kilómetros por hora, y al chocar con un hueco levantó vuelo, hasta tal punto de tronchar las ramas de la ceiba donde hoy se detienen los autos, en una recta salvaje y llena de cráteres, para rendirle un homenaje. Fueron muchas circunstancias. Se había quitado el cinturón de seguridad para cambiarse de camisa. Al caer en el pavimento no es recogido técnicamente. Camina en brazos de sus compañeros. Lo llevan a San Onofre, un pueblo con extremados problemas de todo tipo, donde no es la mejor atención en salud. Algunos opinan que ni siquiera Sincelejo ofrecía una atención de tercer nivel con calidad y que era mejor llevarlo a Cartagena u otra ciudad. Hubo confusión. Lo dejaron morir. Además, cuando llega a Sincelejo ya le habían dado varios paros respiratorios y cuando era llevado de la ambulancia a la UCI, los camilleros los dejaron caer. Llevaba varias costillas fracturadas y una inmensa herida en la cabeza y las costillas rotas le habían comprometido (perforado) los pulmones, por lo que su estado era muy delicado.
Algunos sectores coincidieron en que si hubo brujería en el desenlace fatal, una especie de guerra espiritual. En este mismo portal se analizó las profecías de Carliño, el médium brasilero, quien había pronosticado la caída del avión donde se mató el equipo Chepecoense de su país que venía a enfrentar a Nacional en la Copa Suramericana y la debacle de su selección en el mundial 2014. El mentalista había anunciado la muerte de un cantante colombiano que estaba en la cúspide. Algunos pensaron que se trataba de Silvestre Dongón o Manuel Medrano, quienes estaban también en el pináculo.
Sobre este tema y la eterna guerra por el mercado, habría que profundizarse, especialmente por el trabajo de espiritistas profesionales, cosa que es condenada por las escrituras divinas, según las profecías de Isaías, nacido 700 años antes de Jesucristo.
De todos modos, Martín Elías llega hoy a su primer año en ese viaje sin retorno, en medio de especulaciones de la prensa. Habría, entonces que escribir una novela que enlace toda la tragedia del vallenato e incluir espíritus fuertes como el de Consuelo Araujo Molina, quien anunció con rabia, que el vallenato se iba a tomar el mundo, sin importar que fuera sangre y fuego. Y si el dolor está en ti, que sea fecundo, dijo Gabo.