Domar Gutiérrez Alandete, sin filtros.
–50 años frente a un micrófono.
Por ALFONSO HAMBURGER.
Domar Gutiérrez, periodista y locutor.
Una de las aficiones desconocidas de Domar Antonio Gutiérrez Alandete, aparte de la lectura selecta, es la televisión internacional. Fue allí, viendo los mejores noticieros del mundo, quizás donde depuró ese estilo fresco- adelantado en el tiempo- para convertirse en un ícono del presentador de televisión en Sucre y el Caribe colombiano. Todo un artista.
En sus más de 48 años al frente de un micrófono o de una cámara de televisión, Domar Gutiérrez, a secas, ha sido un “rebelde”, que se presentó en Sincelejo algún día de su tierna juventud, con sus un metro con ochenta de estatura y su piel cobriza, con una mochila y una barba como la de Ernesto “El Che” Guevara. Y para alimentar aquella imagen de que era un rebelde de verdad, proveniente de Chalán- donde muchos años después iba a estallar un burro bomba que mató once policías- se matriculó en el reconocido colegio Simón Araujo, que, con el Antonio Lenis, se disputaban la jerarquía en el enrarecido mosaico ideológico de las libertades políticas y el socialismo, que se atizaba con la irrupción de Fidel Castro y después la dictadura del general Augusto Pinochet, en Chile. El longilíneo muchacho, que al principio tenía una rifa, se iba a batir entre esas aguas de zurdos y derechos. Se tiraba mucha piedra en aquella época, pero también se leía y se hacía teatro.
Domar, cuyo solo nombre no necesita apellido, porque la gente sabe de quien se trata, pudo ser el mejor presentador de televisión del mundo- alto, guapo, de aspecto mexicano, de gran voz natural, un poco gutural con gran poder de improvisación y repentismo cual juglar de los Montes de María- , pero optó por el saludo callejero y el golpecito en la espalda del que se vive por acá, sabiéndose el rey en su propio patio, donde no sólo cosechó una larga legión de fanes femeninas, sino muchos contradictores por sus posiciones ortodoxas, que pasaron muchas veces de las ideas socialistas de querer cambiar el mundo en su juventud, hasta abrazar el establecimiento. Terminó abrazado con el movimiento Nueva Fuerza Liberal, que cabalgó en el poder por más de treinta años. Era un conservador que probó de todo, hasta abrazar lo práctico. Su posición materialista , del utilitarismo eficiente, dejando atrás sentimentalismos provincianos , lo acercaban a las políticas patronales. Parodiando a Fico Gutiérrez, lo de Dimar no era dinero, en el sentido de que plata es plata, sino «Bola es bola».
Habilidoso para los negocios, con una forma practica de ver el periodismo, Domar se adelantó más de cuarenta años a la cantante Shakira, para hacer crecer su billetera, facturando una cantidad de cuñas que le llovían en sus programas, sin necesidad de ir a vender a la calle.
La fidelidad del cliente parece inventada por este periodista y locutor empírico, con empresas que se volvieron su propia imagen y que han permanecido en sus cuñeros, convirtiéndose en una especie de niño bonito, el pechichón de las mujeres, tema con el que ambientaba el Matinal del Vallenato, un magazín musical que mantuvo por mucho tiempo en varias emisoras.
Siendo un muchacho de mochila y barba coposa, Domar saltó de las aulas del Simón Araujo, de donde es bachiller de 1977- nació un 28 de octubre de 1955 en Chalán- al micrófono de Radio Sincelejo, fundada en 1948 y considerada la universidad de la radio en Sincelejo, en la frecuencia 1460 AM, la misma que vino por el Rio Sinú desde Montería hasta Tolú, de donde la trajeron en hombros, porque en Sincelejo sí había servicio de luz. Era la misma estación que había servido de plataforma en 1932 al jilguero de la Sierra, Guillermo Buitrago, en Ciénaga Magdalena. O al menos tenían la misma frecuencia.
Su madre Alicia Alandete, de los Alandete de San Jacinto, cercanos de Luis Alandete Ortega, hoy en Valledupar, por más de 25 años presentador del Festival de la Leyenda Vallenata, y su padre Nelson Gutiérrez García, lo prepararon para la vida.
La voz de los Alandete,- provenientes de España- y los Gutiérrez García, que le dieron la visión comercial, lo hicieron desmarcarse de la mediocridad del ambiente provinciano. Hizo de todo para soportar el lánguido presupuesto de estudiante y participó en cuanta transmisión se podía hacer en directo, desde una carrera de ciclismo, pasando por las corralejas y festivales, hasta que se inventó el programa “Bajo el cielo de México”, para poner las rancheras y corridos que veía en el cine de su pueblo.
Siguiendo las tendencias de la pauta, el viejo algorismo del corazón, pasó a leer noticias en Ecos de la Sierra Flor y cuando se puso de moda la música de acordeón montó el Matinal del Vallenato, desde las ocho de la mañana, para barrer en Sintonía a Rafael Xiquez Montes, que en Radio Libertad de Barranquilla y a esa misma hora, ocho de la mañana, iniciaba “La Rapsodia Vallenata”. Y por supuesto, que las cuñas llegaron en cascada.
Domar Gutiérrez, en el set de Noticias Hoy.
Gutiérrez pronto se hizo una fortuna y fue uno de los primeros periodistas que empezó a andar en autos modernos y con una imagen que no se parqueaba en cualquier esquina, porque fue distinguido, polémico y enamorado. No hacía barro en cualquier lugar. Y verlo en publico no era muy frecuente. Su sola voz le bastaba para estar en todas partes en el día, porque en la vespertina entraba a todas las casas en los televisores.
Su imagen de macho man se catapultó cuando nace Telecaribe en 1986 y se abre la franja de noticieros locales a las 6 y 25 de la tarde, que emitía desde el quinto piso del edificio de La Sabanera. Domar Gutiérrez parecía un presentador de otro mundo, un galán de televisión, que pronto tuvo una flota de busetas, llamadas carritos chones por el locutor Armando Pérez Morales, su gran colega.
Eran tantas las busetas y la fama, que una vez se chocaron dos busetas de su empresa, en la ruta Pioneros – Majagual.
Después se reposó un poco, como periodista oficial de la Asamblea de Sucre, donde permaneció 22 años, hasta su jubilación.
Lo de Domar Gutiérrez era elegancia, histrionismo- sabia el manejo de cámara, ponía su mejor perfil- y una voz natural del hombre madrugador que se levanta a ordeñar el ganado en el traspatio de la casa, que recordaba a iconos del periodismo del Caribe, como Ventura Diaz Mejía o Marcos Caicedo.
Gutiérrez no tenía rival en Sucre , porque acumuló una serie de atributos que pocas veces se habían visto en una sola persona: la voz de Manuel Medrano- pero natural- la estatura de Ernesto Mc Causland, la improvisación de Silvio Choen, la chispa de Armando Pérez y la sabiduría de Alejandro Mieles Trespalacios, para abordar el tema de mayor interés al hacer una pregunta o enfocar un hecho noticioso.
La prueba más grande se le presentó en la inauguración del canal institucional Señal Colombia, comenzando la década de los 90, en el club campestre de Sincelejo, siendo gobernador Héctor Pérez Santos.
Llegó de Bogotá una unidad móvil recién estrenada para transmitir en directo el acontecimiento, con técnicos especializados, sonidistas, luminotécnicos y guionistas. Trajeron un buen gallo, el maestro Andrés Salcedo González, quien acababa de regresar de Alemania después de conquistar al mundo y voz oficial de Telecaribe.
Salcedo tenía una voz muy técnica, recogida, pegado al libreto. Domar le llevaba unos veinte centímetros en estatura. Se pusieron al frente de la transmisión. El productor le entregó un guion a cada uno de ellos. Domar sólo le echó un vistazo a su librero y lo tiró al caneco de la basura, entonces hizo lo que mejor sabía hacer, improvisar.
Aquella noche, sin proponérselo, Domar Gutiérrez le dio una gran lección al maestro Salcedo, que una vez terminada la transmisión, ladeó su cabeza y miró hacia arriba para ver en pleno a su interlocutor y le dijo:
–Don Domar Gutiérrez, lo felicito¡
Y después le hizo la pregunta del millón:
–Y usted qué hace aquí, porqué no está en un noticiero nacional en Bogotá?
Y Domar, arreglándose el cuello, le respondió, mirando para abajo, para verlo en pleno:
–No sea loco, compañero, que la bola ( plata) está es aquí.
Con Silvio Cohen, este coloso del periodismo, han hecho una de las mas exitosas parejas de la radio y la televisión de Sucre, por mas de veinte años en el proyecto de Noticias Hoy, vigente todavía.
Alfonso Hamburger, Silvio Cohen y Domar Gutiérrez, el DAS de las noticias.
UNA ANÉCDOTA.
Cuando llegué a Sucre en 1993, con una maleta mocha y una mochila, desempleado, Domar Gutiérrez estaba en su apogeo. Era indestronable de su primer lugar. Alejandro Mieles Trespalacios , Laureano Romero Coley, Silvio Cohen, Orlando Álvarez, Lelis Movilla, y Manuel Medrano, eran lideres de opinión.
Vi que a algunos de ellos los podía emular y hasta superar, pero a Domar era imposible. Por su estatura, voz y talento.
Cierto día que yo estaba en el baño, bajo la regadera, escuché a eso de las siete de la mañana a Yeny Suárez, nuestra colaboradora habitual, que me llamaba:
–Venga don Alfonso, que están hablando de usted.
Yo salí apresurado del baño, con la toalla enrollada en la cintura, y alcancé a escuchar el comentario político del día, que era la sección más escuchada de Noticias Hoy, donde también participaban Laureano Romero y Gabriel Narváez, antagónicos de Domar en materia política. Domar ya era de derecha y los adversarios de cortea comunista.
Domar decía que la pelea que llevaban Alfonso Hamburger y Edgardo Olier, era una disputa de dos periodistas foráneos militantes del Liberalismo Social de Sucre de los hermanos Guerra Tulena, los opositores del sector que patrocinaba el noticiero.
Yo escuchaba lo que decían de mi sin entender. No conocía personalmente a Domar Gutiérrez, solo sabía de su fama, Tampoco a los Guerra Tulena. Tenía que aclarar el asunto. La guerra política en Sucre era muy ardiente y su mejor escenario era la radio. Los noticieros se llamaban Trinchera y Contraataque. Algunos periodistas se daban trompadas defendiendo a sus amos políticos. No se hablaban.
Gutiérrez decía las cosas sobre mí, que hasta yo estaba por creerlo. Yo tampoco estaba enfrentado con Edgardo Olier, quien era el corresponsal de El Universal de Cartagena.
Para colmo de males no tenía teléfono en mi apartamento, donde me acababa de mudar, de modo que corrí donde mi suegra Alicia Aldana, a tres cuadras, para llamar antes de que terminara el noticiero.
Llamé enseguida. El teléfono lo tomó Laureano Romero y como era contrario de Domar, me pasó al aire sin contratiempo. Fui fuerte. Desmentí al señor Domar Gutiérrez y le dije muchas cosas sobre el contexto y la comprobación de las noticias.
Ese mismo día empezaron a conocerme en Sucre. Salí a caminar y la gente me felicitaba.
- Al fin alguien se atrevió a decirle la verdad a ese locutor, me dijo Luis González y otros.
Y para no seguir aquelle pelea, puse a Domar como padrino de mi primogénita, Orieta Margarita. Los otros padrinos son Silvio Cohen y Edgardo Olier.
Todo lo suyo es de excelencia , mi estimado Alfonso . Una semblanza completa , seria , amena y real de Dómar Gutiérrez quien súo témpore el «no hay con quién» del micrófono. A lo Rey Midas , Dómar «todo lo que anunciaba» lo volvía oro . Un abrazo y me precio de ser amigo de ambos: Hamburguer y Gutiérrez .
Gracias, querido maestro!